Andalucía

Veinte años sin Ana Mª Jerez Cano

  • Ayer fue el aniversario de la desaparición de la niña, que fue violada y asesinada por El Boca en 1991 · Aunque siempre se mantuvo que pudo tener cómplices, nunca fueron hallados y el delito ha prescrito.

Veinte años han transcurrido ya desde aquella tarde del 16 de febrero de 1991. Eran las cinco cuando la pequeña onubense de nueve años Ana María Jerez Cano fue vista por última vez. Iba a visitar a su amiga Raquel, algo que hacía con frecuencia. Nunca llegó a su destino. Tampoco regresó a casa.

Centenares de voluntarios y efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado la buscaron por tierra, mar y aire. Sin éxito. Su familia siempre mantuvo la ilusión de hallarla con vida. Sus sueño se truncó 69 días después del día de su desaparición.

La Policía Judicial la halló en las aguas de la ría del Tinto, a cuatro kilómetros de Huelva capital. La noticia conmocionó a los onubenses de forma inmediata se echaron a la calle para llorar la muerte de la pequeña, junto a profesores y compañeros del colegio en el que estudiaba, que protagonizaron una concentración para condenar el asesinato y pedir justicia, al tiempo que el Ayuntamiento declaraba un día de luto.

El dolor y la indignación se hicieron aún más palpables durante el entierro de Ana María, que congregó a cientos de personas en el cementerio de La Soledad.

La pequeña había muerto de forma violenta, probablemente de un golpe en la cabeza. El forense Luis Frontela -que también examinó el cuerpo sin vida de Mari Luz Cortés- participó en la investigación para esclarecer el caso. El 29 de abril de 1991, José Franco de la Cruz El Boca era detenido como el principal sospechoso de la muerte de la pequeña. Se trataba del tío de Raquel, la amiga de la pequeña a la que iba a visitar cuando desapareció.

El Boca fue condenado a 44 años de prisión por la muerte de Ana María Jerez. Una fibra de su chándal que encontró Frontela lo condujo a la cárcel. Cuando salga, no podrá regresar a Huelva hasta seis años después de haber completado la pena. Él siempre mantuvo que era inocente.

En los mentideros onubenses siempre se tuvo presente que, al menos, no había actuado solo. El 29 de marzo de 2008, días después de la detención de Santiago del Valle en Cuenca por el crimen de Mari Luz, su hermana Catalina indicó en primicia a Huelva Información que "mi hermano y El Boca eran bastante amigos".

La menor de los Del Valle observó entonces que "es rarísimo que haya cosas en común en los dos casos", como el lugar en el que aparecieron los cuerpos inertes de las dos niñas (la ría onubense). Además, explicó a este diario que sus hermanos Juan del Valle, ya fallecido, y Santiago "tuvieron que ir a declarar bastantes veces ante la Policía en aquella época".

La propia madre de Ana María Jerez, Adoración Cano, barajó la posibilidad de solicitar una investigación que reabriera el caso a raíz de estas declaraciones, aunque al final desistió.

Lo cierto es que ahora que se han cumplido veinte años desde la desaparición de Ana María, si hubiera algún cómplice de aquel crimen no habrá posibilidad de condenarlo, ya que para ellos el crimen habría prescrito.

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