Andalucía

Vox aprieta al Gobierno de Juanma Moreno

  • El Ejecutivo andaluz debería enviar las cuentas de 2021 esta semana próxima al Parlamento, aunque aún no tiene apoyos suficientes

  • El PSOE de Susana Díaz provocaría un temblor sísmico si saliese en ayuda del PP y de Ciudadanos

  • Los de Abascal aún no han hecho ninguna propuesta concreta para el Presupuesto

Alejandro Hernández, de Vox, saluda al presidente y consejeros del Gobierno andaluz.

Alejandro Hernández, de Vox, saluda al presidente y consejeros del Gobierno andaluz. / Antonio Pizarro

La peor noticia que ha recibido el PP esta semana es su ausencia: Vox sigue sin pedir nada en concreto para desbloquear el Presupuesto andaluz de 2021. Los voxeros aún siguen doloridos por los ecos de la moción de censura en el Congreso y someten al Gobierno de Juanma Moreno a una presión mayúscula en una de las semanas clave del año para todo Ejecutivo. Las mayores cuentas que la Junta ha presentado en toda su historia, con un gasto algo superior a los 40.000 millones de euros, peligran por el rechazo del partido de Santiago Abascal a apoyarlas.

El consejero de Hacienda, Juan Bravo, debe enviar el proyecto al Parlamento la próxima semana para que sean aprobados antes del último día de este años. La decisión sigue siendo ésa, mandarlo a la Cámara, aunque no cuente con respaldo suficiente. "Es nuestra responsabilidad como Gobierno", explican fuentes del PP, que destacaron cómo ya presentaron en unas condiciones parecidas el de 2019. Ningún partido, a excepción de la nebulosa Adelante Andalucía, contempla entre sus esquemas que la Junta carezca de un Presupuesto en 2021, el año del ramal ascendente de la V económica y de la llegada de los primeros Fondos Europeos de Reconstrucción, ninguna comunidad se permitirá ese derroche. Incluso el Gobierno central enterrará las cuentas alargadas de Cristóbal Montoro, gracias a un apoyo trasversal en el que cabrán ERC y Ciudadanos.

En Andalucía, es Vox, condicionado por un "problema exógeno", el que hace peligrar la aprobación. Pero el movimiento de la nueva derecha puede generar réplicas que tendrían carácter tectónico en todo el país: si el PSOE de Susana Díaz sale en ayuda de Juanma Moreno, Pedro Sánchez contaría con un magnífico argumento para ablandar a la oposición de Pablo Casado y podría someter a un control efectivo al Ejecutivo andaluz. ¿Son faroles? Sí, y es posible que por ambos lados, a tenor de varias consultas realizadas.

Los dos partidos que pueden estar faroleando son Vox y el PSOE. Vox, dolorido por el trato que Pablo Casado dio a Santiago Abascal, le mantiene el pulso a Juanma Moreno y en el Gobierno andaluz no aciertan a saber hasta dónde llegarán. El negociador de los populares es el cordobés José Antonio Nieto, que mantiene una buena relación con el líder andaluz de Vox, Alejandro Hernández. No hay problemas entre ellos ni entre ambos partidos, pero el factor "exógeno" sigue pesando. No se han producido más reuniones con Juan Bravo, y Vox no termina de escribir las tres líneas imprescindibles que darían el sí a los Presupuestos. Algunos sostienen que lo harán en los primeros días de esta semana.

Hasta ahora, la alianza con Vox ha sido muy cómoda de llevar para el Gobierno de Juanma Moreno. Sólo hubo problemas de roce con Ciudadanos muy al principio, cuando Albert Rivera tachó de papel mojado el acuerdo del PP con Vox, aquella vez en que el consejero de Presidencia, Elías Bendodo, tuvo que coger el AVE de Madrid para reunirse con Ortega Smith y Teodoro García Egea. En esa ocasión también se encendieron todos los faroles del Cristo cordobés. Han seguido algunos choques con la consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, pero Vox no han ejercido ninguna presión excesiva. Una consejera, del PP, explicaba a este medio hace unas semanas que lo que sí hacen sus parlamentarios es "preguntar mucho".  

Segundo farol. ¿Se está planteando el PSOE, de verdad, apoyar las cuentas? Como en el caso anterior, el de Vox, el negociador socialista es Antonio Ramírez Arellano mantiene un trato excelente con Nieto, y ambos siguen hablando sobre un futuro acuerdo. ha habido tres reuniones. Susana Díaz ha declarado esta semana que es el PP el que debe decidir entre ellos o Vox, lo que añade muchas dudas sobre la sinceridad de la negociación. Sin embargo, un apoyo socialista a estas cuentas, claramente expansivas, rompería los rígidos ejes sobre los que se mueve la política española, daría argumentos a Pedro Sánchez para ablandar al PP en el Congreso y, sobre todo, dejaría a Vox en la irrelevancia.

Cuando un partido que puede condicionar hasta extremos a un Gobierno rechaza ese recurso, cae en la insustancialidad. Le ocurrió al último Ciudadanos de Albert Rivera y le pasó a Adelante Andalucía con Susana Díaz.

Pero lo probable es que el PSOE no esté siendo sincero y que, en los próximos días, eleve el listón de sus demandas hasta unas cotas inalcanzables. En la lógica de la oposición es más rentable un Gobierno paralizado que ayudado por el contrario, aunque eso le permita mantenerlo bajo control.

El Gobierno andaluz, al día de hoy, no vislumbra una solución. Son los otros quienes deben moverse. El consejero Elías Bendodo, que es quien mantiene las relaciones con los aliados de Vox, repite en todas partes que los de Abascal son los socios preferentes, que su puerta es la primera a la que llamarán, pero lo cierto es que la otra derecha no ha movido ninguna ficha, a pesar de los halagos, a veces empalagosos, del portavoz del Ejecutivo. Y es que Elías ha comprendido el factor emocional de la derecha que presume de ser la más dura: por eso la desagravia.

     

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