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Andalucía

Las heces de las aves perjudican los alcornoques de la pajarera de Doñana

  • El CSIC asegura que la modificación de la salinidad del suelo que provoca la alta concentración de nitratos y fosfatos de los excremetos deseca estos ejemplares. Doñana reconsiderará la recolocación de la colonia.

La salud de los alcornoques que conforman la colonia de nidificación de aves zancudas de Doñana, conocida como la pajarera, se está viendo afectada por los excrementos de sus moradores, según refleja un estudio publicado en la revista Biological Conservation, liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Los investigadores han hallado que los suelos bajo los ejemplares de alcornoque con mayor presencia de aves, muchos de ellos centenarios, tienen una mayor concentración de nitratos y fosfatos, procedentes de los excrementos de las aves. Esa modificación en la salinidad del suelo puede afectar tanto al proceso de fotosíntesis como al uso eficiente del agua por parte de los alcornoques, provocando así la desecación de estos árboles.

Según ha explicado el investigador del CSIC Luis Ventura García, del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla, "el alcornoque puede pasar de ser la especie arbórea dominante en amplias zonas de las arenas estabilizadas de Doñana a estar en peligro de desaparición". "La acción humana hasta mediados del siglo pasado y la exhaustiva depredación de bellotas, por la elevada carga de herbívoros existente en la zona, ha diezmado a los alcornoques y los condena a morir", ha indicado.

Año tras año, cientos o miles de aves zancudas, dependiendo de las condiciones de inundación de la marisma, construyen sus nidos sobre los alcornoques, acebuches, álamos y sauces que se alinean a lo largo de la Vera, la zona de contacto entre las arenas y la marisma y la cantidad de excrementos que estas aves originan, "se ha convertido en una amenaza para estos árboles, sobre todo para los escasos alcornoques centenarios, verdaderos monumentos naturales", ha aclarado investigadora del CSIC Cristina Ramo, de la Estación Biológica de Doñana.

Según los investigadores, la situación plantea un reto para la gestión de la reserva, ya que por un lado la pajarera cumple un importante rol ecológico como enclave que permite reproducción de siete especies protegidas de aves zancudas, pero a su vez esas mismas aves, con sus excrementos, están poniendo en peligro la salud de los alcornoques que les dan soporte y que además también forman parte de la biodiversidad del espacio natural.

El equipo ha constatado que problemas similares se han producido en otras reservas naturales europeas, como es el caso de Polonia, donde el éxito en la conservación y crecimiento de aves, al igual que ocurre en Doñana, pone en peligro la supervivencia de árboles centenarios. También se ha registrado que en ciertos espacios naturales de Sudáfrica los elefantes protegidos destruyen árboles a su paso; al igual que las gamuzas de los pirineos se alimentan de plantas medicinales que también se encuentran en peligro.

La protección de una especie animal o el aumento en su número gracias a la puesta en práctica de medidas de conservación, puede producir tensiones ecológicas sobre aquellas especies vegetales que les sirven de soporte, bien como alimento o cobijo. "Los gestores tienen que estar preparados para asumir cambios en las prioridades de conservación si se produce un crecimiento desequilibrado de algunas especies, que podrían pasar de estar amenazadas a representar una amenaza", ha indicado García.

En el caso particular de Doñana, una de las medidas a considerar es la recolocación de la colonia a otro emplazamiento donde la vegetación sea menos valiosa y más fácil de reponer, pero el número de parejas de aves es tan grande que significaría un considerable reto de gestión para los responsables de la reserva.

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