El Mallorca aguantó el puesto de Liga de Campeones que le había arrebatado momentáneamente el Sevilla con una espléndida victoria por 1-3 en San Mamés ante un Athletic Club al que la derrota lo aleja seriamente de Europa.

El equipo bermellón venció merecidamente, a pesar de que empezó mejor el bilbaíno. Tras un inicio dubitativo, mostró un juego más convincente y demostró mayor pegada, sobre todo a balón parado.

El conjunto de Gregorio Manzano abrió el marcador con un gol de Chori Castro y ventiló el choque a los seis minutos de la continuación, con dos tantos más de Nunes y Aduriz, después de que Llorente hubiese empatado en el descuento de la primera mitad.

La tercera victoria fuera de casa de la temporada liguera, que celebraron junto al medio millar de animosos aficionados que les acompañaron a Bilbao, les sirve a los visitantes para mantener la cuarta plaza de la tabla, una privilegiada posición de Champions. Aguantó la presión del Sevilla, que ganó horas antes arrebatándole la plaza momentáneamente.

El Athletic, por su parte, perdió una ocasión de oro de retornar a los puestos europeos. Nueve partidos llevaba sin perder en San Mamés. Por eso comenzó con bríos el conjunto bilbaíno, que para el cuarto de hora había gozado de tres buenas ocasiones para marcar. Pero Toquero, Llorente y Gabilondo no estuvieron finos.

Pasado el ecuador del primer tiempo, el Mallorca se fue haciendo con el mando, hasta que Castro encontró un premio excesivo para lo que había hecho su equipo con un cabezazo inapelable.

Fue un mazazo importante para un Athletic que no acostumbra a remontar, aunque Llorente cabeceó de manera espléndida un centro de Iturraspe para poner el 1-1 justo antes del descanso.

Nada más comenzar la segunda mitad, el Mallorca ventiló el partido con dos goles en dos minutos, en el 49 y 51, que ya fueron mucha rémora para el Athletic. El primero fue de Nunes, a saque de córner de Julio Álvarez. El tercero fue un golazo de Aduriz a la escuadra tras una rápida contra. A raíz de ahí, el Athletic se mostró impotente ante un rival espoleado por su logro.