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tenis masters 1.000 de montecarlo

Nadal, 'amor' con la arcilla

  • El balear logra con su mejor tenis su décima corona en el principado al superar a Ramos por un cómodo 6-1 y 6-3

  • Con este título supera los 49 triunfos de Vilas sobre tierra batida

Rafael Nadal guardó para el final su mejor tenis y se impuso a Albert Ramos por 6-1 y 6-3 en la final del torneo de Montecarlo, para ganar este Masters 1.000 por décima vez.

En su mejor partido de la semana, en su pista fetiche, el balear inició la temporada sobre tierra batida de la mejor de las maneras cuajando una soberbia actuación, sobre todo el en el primer set. Como si hubiera reservado sus mejores golpes para el sprint final por el título, sacó su mejor tenis no sólo para vencer a Ramos, sino también para luchar contra la historia y convertirse en el primer jugador en la Era Open en ganar diez títulos en el mismo torneo.

"Nunca lo soñé, lo único que puedo hacer es dar las gracias a la vida por darme esta oportunidad. Es difícil explicar las sensaciones. En 2003 hice aquí el que por entonces fue el mejor torneo de mi carrera. Jugué la fase previa y llegué a tercera ronda", recordó Nadal en la entrega de premios. "Muchos años después estoy aquí con diez títulos".

Con un 86% de efectividad en su primer servicio durante la primera manga, Nadal mandó en el marcador sin que su rival pudiera hacerle sombra. Lo único que inquietó al de Manacor en los 30 minutos de este parcial fueron unos granos de arena en su ojo izquierdo. Salvado este problema con unas gotas de agua, el látigo del mallorquín funcionó a discreción, repartiendo por ambos lados sus golpes. El alemán Boris Becker y el italiano Nicola Pietrangelli, dos figuras del tenis, vivieron in situ la exhibición de Nadal. Ramos vivió siempre en la cuerda floja cada vez que sacaba. Sólo logró confirmar su saque en el segundo juego y lo cedió dos veces después. Nadal salvaguardó el suyo siempre y sin mácula, sin ceder un solo punto de rotura, para acabar incluso el primer parcial a los grande con su segundo ace.

Después de ceder cinco juegos seguidos y de sacarse los nervios por estar en su primera final de un Masters 1.000, el catalán recompuso su juego y creyó más en sus opciones. Las batallas y remontadas que había librado antes contra el británico Andy Murray, el croata Marin Cilic y el francés Lucas Pouille lo animaron y llevaron a equilibrar más el duelo. Pero el de Mataró notó el esfuerzo de sus tres partidos anteriores, disputados todos a tres sets. La parte alta de su muslo derecho se resintió, pidió ayuda al fisio del torneo, tomó pastillas para calmar el dolor y bastante hizo con mantener el tipo. Cedió su saque en el quinto juego y aunque salvó hasta dos puntos de partido, no pudo con el vendaval que tenía delante.

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