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Tribuna Económica

Rogelio velasco

Primeras consecuencias de la 'trumpeconomics'

Desde la victoria electoral de Donald Trump, la mayoría de las divisas han sufrido una depreciación a nivel mundial. Ese ajuste al alza ha sido especialmente importante para las divisas latinoamericanas por un doble motivo. En primer lugar, la totalidad de esos países tiene su deuda externa denominada en dólares. Las recientes subidas de los tipos a corto y largo plazo en EEUU han tenido un efecto inmediato sobre la carga financiera de la deuda de esos países. A partir de ahora, tendrán que pagar más intereses, con consecuencias inmediatas negativas sobre los tipos de cambio.

Y en segundo lugar, también la mayoría de los países de Latinoamérica tienen al gigante norteamericano como primer mercado de exportación, en algunos casos, de manera apabullante.

El caso de México es el más significativo. Nada menos que el 80% de sus exportaciones se dirigen al vecino del norte. Las primeras intervenciones directas de Trump en el plano económico -a pesar de no ser aún presidente- han provocado una reacción en cadena que ha afectado gravemente a la economía mexicana. La amenaza de imponer aranceles a las exportaciones mexicanas de aparatos de aire acondicionado a EEUU fabricados por la empresa Carrier ha provocado la reacción de Ford, Fiat y General Motors, paralizando inversiones en México que ya tenían planeadas. Otras empresas extranjeras como BMW y Kia también lo han hecho.

El problema adicional es que la retirada de inversiones extranjeras en México se va a extender a todos los sectores industriales porque utilizan México justamente como plataforma exportadora hacia el vecino del norte.

En muchas ocasiones, el principio de acción y reacción funciona mecánicamente en la economía. La situación creada por las arrogantes actitudes de Trump han provocado un desplome del peso mexicano. Con una cotización de 21 pesos el dólar, ha fijado un techo histórico, mejorando, paradójicamente, la competitividad de las exportaciones mexicanas.

Más problemas se van añadir en el corto plazo si la propuesta de reforma fiscal republicana se materializa. Uno de los elementos de esa reforma es que permitirá a las empresas de EEUU deducir íntegramente del impuesto de sociedades todos los ingresos derivados de las exportaciones y, además, impedirá deducir los pagos realizados a empresas extranjeras o filiales de empresas de EEUU en el extranjero.

De materializarse, esto va a provocar una respuesta inmediata de muchos países, al tratarse de una protección encubierta a las exportaciones de las empresas norteamericanas. La Organización Mundial de Comercio intervendría con toda seguridad.

Estas medidas estimularían una fuerte apreciación del dólar, que dañaría a todas las empresas norteamericanas con operaciones en el extranjero, puesto que tienen esos activos denominados en otras monedas, mientras que las deudas las tienen denominadas en dólares.

Si no quiere crear grandes problemas al resto del mundo y a la propia economía de EEUU, Trump tendrá que aprender a gobernar y también a poner límites a las propuestas económicas del propio partido republicano.

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