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Elecciones

Soraya es la tapada (en las banderolas del PP)

  • La imagen de la vicepresidenta rivaliza con la del propio Rajoy en los carteles electorales

La cristalera de entrada a la sede del Partido Popular en Madrid muestra desde el inicio de la campaña una gran foto de Mariano Rajoy junto al lema España en serio. Pero si el viandante levanta la vista, se topa con la de Soraya Sáenz de Santamaría en la banderola que cuelga de la farola que hay delante.

La vicepresidenta del Gobierno, número dos de la lista por Madrid a las elecciones generales, ha asumido un papel protagonista en la campaña más decisiva y reñida en las cuatro décadas de democracia en España.

Su imagen rivaliza con la del propio Rajoy en los carteles electorales del PP que hay por toda la ciudad. Es la primera vez que la formación conservadora plantea una campaña bicéfala.

En los cuatro años de mandato, Rajoy ha delegado un gran poder en la vicepresidenta y ahora deja en sus manos parte de la responsabilidad electoral, lo que la proyecta como posible candidata a la sucesión en función de lo que ocurra el día 20.

Mañana será ella la que se enfrente al socialista Pedro Sánchez y a Albert Rivera y Pablo Iglesias, los candidatos a la jefatura del gobierno de los partidos emergentes Ciudadanos y Podemos, en un debate en televisión en el que Rajoy rechazó estar.

Si alguien tiene opciones es Soraya, que además, con 44 años, es de la misma generación que ellos. Será la única mujer, y ese elemento diferencial puede ayudarle en un debate que, sugiere ella, no presentará demasiada dificultad. Tras todas las preguntas de la prensa que ha tenido que responder durante un mandato marcado por la crisis económica, este viernes aseguró que para el enfrentamiento televisivo solo tiene que dedicar algo de tiempo a "repasar".

Nacida en Valladolid, licenciada en Derecho y abogada del Estado, entró en política de la mano de Rajoy y siempre ha estado a su lado. Se convirtió en asesora jurídica en su equipo en el año 2000 y se sentó por primera vez en el Congreso de los Diputados en 2004. Tras su segunda derrota electoral, en 2008, Rajoy apostó por ella para cambiar la imagen del PP y la hizo portavoz del partido en la cámara baja. Ella confirmó el acierto de la decisión convertida en azote de la que entonces era la vicepresidenta del gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero.

"Si eres joven, mujer y mides 1,50 metros te ven vulnerable", se quejó entonces. Hace cuatro años, tras la victoria electoral de Rajoy, asumió el traspaso de poderes diez días después de dar a luz a su primer hijo. Su marido se tomó la baja maternal por ella.

El amplio poder que ha acumulado en el Gobierno desde entonces le granjeó recelos en el partido y antipatía entre la ciudadanía, a la que en las últimas semanas ha intentado dar la vuelta con apariciones en varios programas de televisión. Del baile que se marcó en uno de ellos se habló durante días. También ha concedido entrevistas personales que han aparecido en portada en la prensa.

Las ruedas de prensa en La Moncloa tras los consejos de ministros de los viernes le han dado visibilidad y proyección mediática. Este último viernes le preguntaron por su supuesta aspiración a relevar a su jefe y si estaría dispuesta a asumir las riendas del gobierno si el apoyo de Ciudadanos se hace indispensable para que el PP vuelva a gobernar y Albert Rivera exige para ello que caiga Rajoy. Dejó sin responder esa última pregunta. Ayer, en el diario El Mundo concedía un titular: "Llegará un día en que haya una presidenta".

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