Tras las convenciones de los dos grandes partidos norteamericanos, los candidatos a la Presidencia de Estados Unidos, Barack Obama (demócrata), y su rival republicano, Mitt Romney, se han sumergido por completo en sus respectivas campañas electorales, en las que se juegan su destino político. La guerra por captar el voto de los ciudadanos norteamericanos se prolongará durante dos meses, hasta inicios de noviembre. Romney optó por Virginia mientras que Obama (en la imagen) se fue a Florida, uno de los territorios clave para garantizarse la victoria. El presidente, que ha recuperado algo de terreno tras la puesta en escena de su candidatura (en buena medida, gracias al discurso de su mujer, Michelle, que tuvo muy buena acogida), vuelve a la calle para convencer de que merece otro mandato. Así se lo explicó a los clientes del Café Ossorio, en Cocoa.