Equisur recupera el esplendor de antaño

El concurso morfológico de razas equinas de la Feria del Caballo, Equisur 2009, ha cerrado sus puertas después de cuatro días de competición con el reconocimiento de los participantes, que, por unanimidad, han definido al certamen como el mejor de la temporada. “Jerez es Jerez”, es la frase más comentada entre los ganaderos asistentes. Y en cierto modo es así. Este concurso de belleza puede presumir de ser el más antiguo de cuantos se celebran en el territorio nacional, de ser el único en el que la muestra no es monográfica, esto es, están convocadas a participar todas las razas equinas, y de ser el único en contar con un premio tan prestigioso como el Campeón de Campeones.

Lo que ocurre es que en esta ocasión este reconocimiento no ha estado reservado para un caballo de Pura Raza Española. Es más, es bastante poco habitual que un PRE se convierta en el caballo más bello de la muestra jerezana. Y esto lleva a reflexionar. Y una de las lecturas que hay que sacar es que la cabaña nacional del caballo español está carente de buenos machos, pues hay que recordar que al premio Campeón de Campeones solo acceden ellos. El caballo más bello de Jerez se selecciona de entre los campeones de cada raza participante en Equisur. Así pues, hay que puntualizar que el caballo español más bello se proclamó ‘Armas Tarugo’, un ejemplar que aunque está dentro de los cánones de belleza marcados por el patrón racial, lo cierto es que tiene defectos apreciables para un ojo tan fino y exquisito como el del jurado de Jerez.

Equisur ha galopado al margen a la situación económica actual al convertirse en la mejor edición de los últimos años. La organización ha acertado este año contando con el sector ganadero para designar al jurado del concurso morfológico, que ha estado integrado por facultativos de sabio criterio, a la altura de un concurso de esta categoría. Así se explica que Jerez haya contado en esta ocasión con más caballos que en otras ediciones, devolviendo así al certamen jerezano todo el esplendor y el brillo perdidos de antaño.