Viernes de Feria

Un brindis por el Real bajo la lluvia

  • Penúltima jornada de la primera Feria que acaba en sábado. El González Hontoria recibió ayer a multitud de visitantes a pesar de las inclemencias meteorológicas.

ERA el penúltimo día de Feria del Caballo y muchos pensaban que ya no alcanzaba el dinero, que las ganas no iban a ser las mismas y que algún día habría que descansar. Los nubarrones grises estaban presentes y amenazaban con descargar. De hecho, las primeras lluvias comenzaron antes de que llegara la hora de almorzar. Los paraguas hacían acto de presencia y el Paseo de las Palmeras se veía a solas, con algunos cocheros haciendo bailar sus caballos bajo la lluvia. Sin embargo, se volvió a brindar por un gran día en el Real de la Feria y bajo la lluvia.

Esta vez nada iba a poder aguar la fiesta. Daba igual. Eran muchas las ganas de pisar el albero en la recta final, aunque los paraguas tomaban durante un rato el González Hontoria. Eso no impedía beber y comer; la lluvia era algo secundario, la temperatura era la que mandan los cánones para un buen día y los optimistas sacaron a relucir una de las frases más típicas del Real cuando el agua pide paso: "Esta lluvia es buena. Así se asienta el albero, hombre". Y llevaban razón. Atrás quedaron los vientos de los días pasados y los zapatos manchados por completo, pues la tierra estaba mojada y no dejaba que al aire le robara nada.

Pero no solo a que se asiente el albero ayuda la lluvia. El agua hizo que muchos se tuvieran que refugiar dentro de las casetas, algo que vieron con grandes ojos los caseteros, a quienes alegró el día el pronóstico meteorológico y la cantidad de agua llegada justo al mediodía. Los caseteros se frotaban las manos y solo hacía falta dar una vuelta por el Real para ver que se trabajaba a destajo. No obstante, ello no evitó que al igual que otros días algunos empleados te asaltaran por el Real para ofrecer pulseras y tickets de descuento para consumir en sus establecimientos. Algunos ya llevan las muñecas completamente adornadas con estos elementos que te permiten entrar en distintas casetas.

En esta ocasión se vieron más caballos que otro días montados por jinetes y amazonas más jóvenes. El Paseo de las Palmeras se volvía a vestir con su traje de gala y su sombrero para disfrutar a lomos de los 'fetiches' de la ciudad. Los carruajes también se lucían y muchos no dejaban de mostrar su asombro con la belleza y el andar de los equinos. El único problema que hubo con los caballos fue solventado de forma rápida, afortunadamente. Un equino enganchado resbaló y cayó al suelo en la entrada al Real desde la avenida Álvaro Domecq. Tras unos minutos de angustia, el caballo fue examinado y retomó de nuevo el pie para que todo quedara finalmente en un susto y se le viera de nuevo caminar por el albero.

Mientras tanto, en el Real continuaba la fiesta del penúltimo día de Feria. "Hazle una foto al niño ahora que está montado en el caballo. Yo les preparo a él y los amigos", comentaba un hombre a su compañero, que cargaba con una cámara al hombro. Todos querían inmortalizar los últimos momentos que se vivían. Ya fuera desde lo más alto de la noria o desde el suelo, cualquier plano era bueno. Con las botas, la copa de fino, acariciando un caballo, cabalgando sobre él, en un carruaje... No había llegado la 'Sherry Revolution' que exponen las botas de González Byass, sino la 'Selfies Revolution'. Era de esperar, ya que en estos días rara es la persona que no sube una foto a las redes sociales para presumir de lo bien que se lo está pasando y lo mucho que está disfrutando en esta Feria del Caballo.

Pero los grandes protagonistas de las fotos en este día sin duda alguna fueron los paraguas. También los chubasqueros. Bailar sevillanas vestida de gitana es propio, pero hacerlo con una prenda impermeable y con capucha deja algunas dudas estéticas. No hay nada que objetar: en estos días la alegría manda y cualquier prenda es buena para echar un rato con los amigos y dejar las penas atrás. Que se lo pregunten a los extranjeros que han pisado estos días el Real, que cuando los autóctonos ya se habían puesto la rebeca para paliar el frío aún mantenían su estampa con camisetas de manga corta y pantalones por las rodillas.

Con el final de la jornada, sensación agridulce. Todavía queda la jornada de hoy por delante que dará para mucho, pero en algunas casetas sonaban sevillanas que dejaban los primeros suspiros melancólicos: "No te vayas todavía; no te vayas, por favor".

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