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XXIII Festival de Jerez | Crítica ‘Trencadís, pasiones de Gaudí’

Desnudo concepto de la verdad

Christian Lozano en Sala Compañia

Christian Lozano en Sala Compañia / Manuel Aranda

Indagar en la obra de una mente privilegiada siempre resulta inquietante, pues a veces entender su mensaje no resulta fácil. Pero en ese proceso de estudio conviven sensaciones tanto gratificantes como desesperadas. Hombres ilustres como Antonio Gaudí no dejan indiferente a nadie, sobre todo, de forma visual, como ocurre al apreciar algunas de sus obras por la capital condal aunque siempre sorprende más la historia subyacente. Ese encuentro con el porqué de sus actos inspira a Cristian Lozano a elaborar una propuesta realmente atractiva a priori llegando a remover la curiosidad del que la percibe, quizá por el hecho que comentamos, la magnitud del nombre al que acude para encontrar la inspiración.

El bailaor acude a la llamada del tecnicismo propio del arquitecto catalán que mostró al mundo su particular forma de entender la imagen, así como a la visión modernista de los conceptos artísticos. Así apreciamos al artista barcelonés en su actuación de ayer tarde en la Sala Compañía, dentro del ciclo ‘Sin Frontera’, en la presentación de ‘Trencadís, pasiones de Gaudí’.

Cristian demuestra ser un gran bailarín flamenco en distintos momentos de la noche en los que la belleza escénica se hizo presente con movimientos imposibles apoyados, todos ellos, en la parsimonia musical de los instrumentos de percusión, así como el piano o el bajo. Los elementos de luces son imprescindibles para seguir la trama, pues nos mantiene atentos a la intensidad del ritmo, a veces no tan remarcado como quisiéramos. En este sentido, el color sepia nos hace recordar el espacio temporal en el que se mueve el autor (finales del siglo XIX y principios del XX), que bebe de las pasiones de la vida de Gaudí: la naturaleza, la religión, la arquitectura y Cataluña.

La sencillez de la puesta en escena deja al descubierto el alto nivel de Cristian que prefiere marcar el equilibrio de la trama alejándose de extravagancias y yendo a lo realmente potente, al mensaje. Inicia su camino desde abajo del escenario, llegando hasta una habitación en la que el intimismo permite la reflexión constante del bailarín. Es en esa soledad en la que encuentra la llamada de la inspiración hasta llegar a la creación y a la práctica, al desnudo concepto de la verdad, indispensable para la belleza exista. Así lo dijo Gaudí: “La belleza es el resplandor de la verdad, y como el arte es belleza, sin verdad no hay arte”.

Marca el son el cante de Juan José Amador, trovador gitano que no se limita a acompañar desde atrás a Lozano sino que, como el resto de integrantes, conforman un todo indivisible. Es la armonía la que envuelve la propuesta consiguiendo en algunos minutos el misticismo del insigne arquitecto catalán al que nunca le movió la prisa, mala consejera.

De igual forma, Cristian dibuja estampas geométricas con dulzura y reposo, con toda la calidez de un alma humilde. El flamenco se hace presente en la trilla y el martinete del principio, también en la malagueña interpretada en clave moderna por Cristian de Moret. Logra mantener la atención gracias a recursos como espejos- en la mirada al propio yo- o flores rojas, pues es el color otro elemento importante en la obra de Gaudí.

Es el momento en el que sale la invitada Tamara López a escena el más aplaudido de la noche, gracias a la limpieza y elegancia de un paso a dos de extrema hermosura en un derroche de pasión y sentimientos y con el que encuentra ese cofre de la verdad que dio paso al arte.

Cristian Lozano - Trencadía, las pasiones de Gaudí from Festival de Jerez Televisión on Vimeo.

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