La venezolana Stefanía Fernández rebosaba llantos de alegría tras escuchar su nombre junto al de Miss Universo 2009 el pasado 23 de agosto. Apenas una semana después de conseguir su reinado, distintos países se han unido para arrebatarle su corona acusando a la organización de manipular el concurso. Todo comenzó cuando Adalgisa Colombo, representante de Miss Brasil en 1958, hizo unas declaraciones a la edición digital del diario O Globo en las que decía que el magnate estadounidense y organizador del certamen tenía intereses en Venezuela. Tras saltar la polémica, ésta no pasó desapercibida para un grupo de fans del concurso, que envió una petición a Paula Shugart, presidenta del mismo, a fin de que destituyera a la actual Miss Universo y, de esta manera, sacar a la luz los trapos sucios. En esta carta de protesta afirmaban que quienes estuvieron presentes en la gala fueron testigos de cómo los ordenadores por 'arte de magia' se estropearon y el recuento de votos tuvo que hacerse a dedo. También ponen en duda el talento y la belleza de la candidata con respecto a las demás integrantes del certamen. Por si esto fuera poco, el coreógrafo de las últimas cuatro ediciones del concurso, Michael Schwandt, se suma al pastel otorgando una entrevista al portal de la CNN+ en la que asegura que la última palabra está en manos del dueño de Miss Universo, Donald Trump, quien elige a dedo a seis de las quince semifinalistas como ronda extra de selección, mientras que el jurado elige a las nueve restantes. Schwandt manifiesta que esto sucede desde que el organizador del certamen se molestaba cuando el jurado eliminaba a chicas que a su juicio eran las más bellas. Mientras la controversia continúa, la actual ganadora del certamen prefiere hacer oídos sordos. La venezolana acaba de instalarse en el apartamento que le ha otorgado el concurso en Nueva York para comenzar su carrera artística, breve pero intensa. Pero puede que su cuento de hadas acabe antes de lo previsto.