Jerez

El centro de día 'El Salvador': un techo en el que luchar contra la exclusión

Imagen del acto celebrado el pasado mes de noviembre en la plaza del Arenal, dentro de la campaña del Día de las Personas Sin Hogar.

Imagen del acto celebrado el pasado mes de noviembre en la plaza del Arenal, dentro de la campaña del Día de las Personas Sin Hogar.

El centro de día de Cáritas 'El Salvador' atiende actualmente a 17 personas. La entidad ofrece este servicio a personas que, por diferentes circunstancias, se encuentran en situación de exclusión social y residencial severa con el objetivo de recuperar en la medida de lo posible sus máximos niveles de autonomía y de acceso a los recursos normalizados de la localidad.

Se trata de un recurso diurno para la atención de personas que se encuentran en situación de sinhogarismo, completando el proceso de inclusión social integral, con la cobertura de un alojamiento digno, entendiendo que una persona puede iniciar un proceso de desarrollo personal, si tiene cubierta esta necesidad básica primaria.

Silvia Pérez, coordinadora del Programa de Personas Sin Hogar de Cáritas en la Diócesis, declara que "hemos notado un repunte en la demanda muy clara de alojamiento. El sistema cada vez es más excluyente. Muchas personas que habían podido salir del recurso, tenían un trabajo, un alquiler... ahora están volviendo porque la situación del empleo es precaria, el alquiler está complicado...". "Es muy duro volver al centro porque es volver a contactar con la exclusión y lo que te preguntan siempre es: qué tengo que hacer para salir de aquí", remarca. 

Cáritas Diocesana de Asidonia-Jerez acompañó durante 2021 (último informe publicado) a 288 personas en situación de sin hogar y sin techo, y concretamente, a través del recurso del centro de día se llevó a cabo una atención integral y continuada a 66 personas.

En cuanto al perfil de los participantes, se observa que en su mayoría es hombre (88%), con edad de 18 a 25 años (42%), soltero (80%), con estudios primarios (79%) y extranjero, en un 62%, frente a un 48% de españoles.

Pérez destaca que "trabajamos desde el realismo y si la situación de empleo es complicada, no podemos decir que hay trabajo para todos. La clave es trabajar desde el vínculo relevante, porque desde ahí la persona te permite hacer una evolución, darle propuestas... Desde ahí sí se abre un camino interesante, porque el cambio es posible con toda la realidad que hay. Nosotros vivimos procesos largos, nuestro acompañamiento es a largo plazo".  

La coordinadora del programa pone énfasis en que toda persona que llama a la puerta del centro de día "lo que quiere "es tener una vida autónoma, el objetivo es que no dependa de ninguna entidad". Su metodología es participativa, siendo necesario realizar el proceso de empoderar a la persona haciéndola protagonista de su proceso, para favorecer su autonomía y su recuperación, acompañándola tanto desde sus avances como desde sus retrocesos tan normales cuando se está en proceso de cambio.

"Hacemos una petición concreta a las administraciones para que haya una apuesta clara por la política de vivienda desde un enfoque de derecho y se incluya a este perfil, que tienen problemas en el acceso a la vivienda", reclama Pérez. La coordinadora lanza otro mensaje a la Administración: "Es necesaria una protección plena a las personas que viven en la calle, hay personas que se quedan fuera en el sistema de salud y sufren la ralentización en las citas, en los diagnósticos de enfermedad, hay dificultad para localizarlos... Hay que poner el foco aquí".

Cabe recordar que una persona sin hogar no sólo es sinónimo de vivir en la calle. El sinhogarismo también afecta a una vivienda que no cumpla los mínimos de un inmueble digno, que no sea segura, familias que se encuentran en condiciones de hacinamiento, problemas graves de humedad, pobreza energética... "Recuerdo por ejemplo un piso de unos 70 metros para tres familias, eso no es un hogar", subraya Pérez. 

Desde Cáritas remarcan que la vivienda es una herramienta fundamental para el desarrollo de la vida digna de cualquier persona: "Disponer de un espacio físico, que cubra la necesidad de seguridad y posibilite el desarrollo integral del ser humano, favorece la pertenencia a una comunidad, barrio, o grupo donde poder ser ciudadano de pleno derecho. Pudiendo participar así en todos los sectores en los que se divide la comunidad, educación, empleo, salud y participación".

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