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Tierra de nadie

Carmena de España

¡Lo ha conseguido!, en un abrir y, sobre todo cerrar de ojos, se ha llevado todos los "premios". En apenas cinco meses, Carmena, la inefable alcaldesa de la capital de España, ha sabido hacer el tonto mejor que nadie, ha propuesto estupideces -una detrás de otra- y dispuesto memeces, ha estipulado "medidas" tan necias que las ha tenido que retirar a los pocos días, ha dictado bandos imposibles de cumplir, ha mostrado con contundencia su incontestable incapacidad parar regir la capital, ha hecho el más espantoso y clamoroso de los ridículos -no una de dos, en muchas ocasiones-, y ha institucionalizado un desgobierno grosero e incompetente como pauta de su mandato; ¡un verdadero récord! Habría que cambiar el nombre del cargo que ostenta y empezar a hablar de la "petardesa de los Madriles", poner a este personaje a la misma altura que otras muy dignas alcaldesas de la nación, no deja de ser un insultante agravio comparativo.

Quiso poner a los padres de los alumnos a limpiar los colegios públicos, a los universitarios a barrer las calles, organizar visitas turísticas a Mercamadrid, cerrar las terrazas de los bares del barrio de Salamanca, poner "huertos comunitarios" en el centro de la ciudad, cortó la circulación en la Gran Vía y en el Paseo del Prado, tiene ya en su haber -la pasada semana- el atasco de tráfico más monumental de la historia de la ciudad, quiere poner dibujos en las servilletas de papel de las cafeterías, que los hombres no lleven traje, ha conseguido que las ratas se paseen por los andenes del Metro de Madrid y la basura se acumule en muchos lugares de la capital, ha cortado la relación de la ciudad con las Agencias de Calificación de Riesgos, anhela que la deuda del Ayuntamiento llegue a "bono basura", no sabe quién es el presidente del Corte Inglés -es la alcaldesa de Madrid, ¡eh!-, ni le importa ni le interesa el fútbol, ni el Atlético ni el Madrid ni sus aficionados -es la alcaldesa de Madrid, ¡eh!-, y lo peor: alguna de la gentuza miserable disfrazada de concejal de la que se ha rodeado, basura a la que permite seguir rodeándola, escoria a la que consiente mantener sus cargos públicos en el Ayuntamiento que preside, a pesar de las barbaridades inaceptables, de las descalificaciones, insultos y vejaciones que los protagonistas a los que me refiero han dicho y escrito.

Se sentirá muy a gusto la señora Carmena al sentarse frente a un pedazo de carne con patas como el tal Guillermo Zapata. Seguramente a su hipócrita y falsario "liberalismo" de mierda le hace mucha gracia que este abominable personajillo se cachondee del Holocausto judío, de las piernas masacradas por ETA de Irene Villa, del crimen atroz de las niñas de Alcacer o del inhumano asesinato de Marta del Castillo… Probablemente estará cómoda, la señora Carmena, confrontando planes con su concejal Rita Maestre, la que participó -en bragas- en el asalto a la capilla de la Universidad Complutense, ¡y lo debe estar porque le ha faltado tiempo parar "colocar" a su padre y a su madre en "su" Ayuntamiento! Tal vez su cínico "progresismo" libertario, inútil y sectario se sienta muy a gusto con Carlos Sánchez, su concejal de Economía, un marxista que aprobaba EREs, un clasista excluyente que divide a los madrileños en "buenos y malos, en trabajadores y empresarios…"

Lo "gracioso" de esta tenebrosa historia, que acabará muy mal para Madrid y la inmensa mayoría de los madrileños, es que Carmena es alcaldesa sin que la hayan elegido los ciudadanos. Es legítimo su nombramiento, sí, pero en esta democracia de chichinabo que tenemos en España, en la que ni todos somos iguales y ni de coña el voto de cada español vale lo mismo, los arreglos, chapuzas, compra venta de intereses, "yo te doy tú me das" y demás "consensos" de cloacas, son los que la han colocado donde está, un lugar que le correspondía a Esperanza Aguirre, elegida por la mayoría de los madrileños para el puesto que ahora desperdicia, destroza y humilla Carmena.

Está donde está, "la petardesa", por el apoyo de Antonio Carmona, algo que, si bien podría entender entonces -cualquiera menos Esperanza, dijo él-, ahora no me cabe en la cabeza. Carmona, no Carmena, es una persona razonable, con criterio, con formación y experiencia, con maneras, y tiene claro lo que quiere: ¿por qué consiente que el absoluto desafuero que supone "Ahora Madrid" siga despanzurrando el futuro de la capital?, ¿por qué permite que "Carmena de España" siga dando el cante y despedazando la copla?

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