Aurelio Real llegó al colegio Safa en 1970, ha sido su director hasta hace dos años y considera que "este es un centro que se ha ido haciendo a sí mismo. El profesorado no tenía nada asegurado, sólo el proyecto. El secretariado rifaba un Seíta y con el dinero más las donaciones se mantenía el centro. Nos llevábamos cuatro, cinco o seis meses sin cobrar, pero la gente se quedaba por el proyecto social. Incluso teníamos un comedor de asistencia social para que los niños pudieran hacer al menos una comida, porque los fines de semana no comían". Cuando comenzó a impartir clases en el centro había chavales que tenían sólo cuatro años menos que él y dice que "siempre nos hemos entendido como una familia. Las clases eran de nueve y media a doce y media y de tres a cinco, pero nosotros quedábamos antes por la mañana para jugar al fútbol, nos duchábamos y desayunábamos juntos". Ahora reconoce que "el tipo de necesidades ha cambiado, pero todavía hay familias que requieren ayudas al estudio y al desarrollo de sus hijos. De hecho, entre un treinta y un cincuenta por ciento viene también por la tarde".

También dice que "nuestras familias no son de un nivel cultural elevado, pero siempre se han caracterizado por su dedicación y vinculación al centro. Los tres pilares de nuestro proyecto son la convivencia, la comunicación y el desarrollo del trabajo autónomo y esto lo trabajamos conjuntamente con las familias".

A estas alturas dice que "mi vida entera se la he dedicado a este centro. Profesionalmente uno crece y nos vemos obligados a formarnos nosotros mismos para dar respuesta a los problemas que los tiempos te van planteando".