El Sernita de Jerez (I)
A palo seco
Manuel Fernández Moreno, Sernita de Jerez, cantaor gitano del barrio de Santiago, nació en Jerez en el año 1.921 en la calle Marqués de Cádiz. Perteneciente a una estirpe cantaora extraordinaria, era sobrino de Tío Cabeza, de El Tati y su hermano Juanichi El Manijero, y primo de Tío Parrilla, Tío Borrico y Terremoto.
Aunque reconocido por los verdaderos aficionados como uno de los grandes cantaores flamencos de la segunda mitad del siglo XX, nunca se le ha dado en Jerez el sitio que su calidad artística justifica.
Cierto es que tras debutar en el jerezano Teatro Eslava a la temprana edad de quince años y buscarse la vida en fiestas particulares y las Ventas de la época, pronto se marcha a Madrid donde se suma al elenco del tablao “El Duende”, regentado por Gitanillo de Triana y Pastora Imperio. Posteriorente, y para sustituir a Antonio Mairena, se integra en la Compañía de Antonio El Bailarín, donde permance 11 años alternando como cantaor junto a Chano Lobato y El Chaleco. Varias giras internaciones y actuaciones en los mejores teatros del mundo, le dan una madurez y conocimientos poco frecuentes.
La mayoría de los aficionados conocen los estilos grabados por El Serna en el disco titulado “Canta Jerez” en 1967 junto al Borrico, Sordera, Romerito, Terremoto y Diamante Negro y las guitaras de Paco Cepero y Paco de Antequera, es decir, las cabales “Moritos a caballo”, las más enjundiosas grabadas nunca y la reconocida, unánimamente, como mejor fiesta por bulerías grabada en disco.
Pero El Serna, es más, mucho más. Cantaor sabio, largo y muy puesto -con mucho oficio -, virtudes que exigió Antonio El Bailarín al sustituto de Antonio Mairena en su compañía, ha dejado en varios discos un ramillete de estilos muy diversos: Alegrías, Siguiriyas, Malagueñas de varios estilos, Soleares, Verdiales, Fandangos, Bulerías, Serranas, Tientos, Caña, Peteneras, Taranto, Tanguillos, Cabales, Granaína, Bulerías por Soleá, Saetas, y otros pertenecientes a grabaciones privadas.
Que pena que un cantaor tan ortodoxo, tan majestuoso en su decir cantaor, pleno de afinación y poderío, ganador de tres premios en el Concurso de Córdoba de 1.957, (soleares, malagueñas y cantiñas) no haya sido reconocido en Jerez con el respaldo y admiración de la afición y de su gente.
Si hubiera tenido la voz afillá todo hubiese sido distinto.
Y para muestra, las declaraciones de Tía Anica, La Piriñaca, a Jose Luis Ortiz Nuevo, publicadas en el libro “Yo tenía mu güena estrella” en 1.987: “...El Serna tenía la voz mu llena, mucho torrente, y cantaba bien, pero el cante del Serna no dolía porque no cantaba flamenco. Cantaba mu bien, conocía to los cantes, pero ni por seguiriyas ni por na cantaba flamenco, ni por soleá, y lo hacía to; por bulerías cantaba algo mejor...”.
El mejor resumen positivo de su enciclopedismo cantaor lo dice Diego Carrasco en el prologo del libro: “Sernita de Jerez !Vamos a acordarnos! “, de José Manuel Gamboa: “...Y si no, que vayan a Graná y pregunten por la granaína de Sernita; o que vayan a Málaga y pregunten por sus malagueñas o sus verdiales; o que vayan a Córdoba y pregunten por la serrana de la tierra que hacía...(sigue)”.
Un cantaor poderoso, que siguió fielmente la escuela de Don Antonio Chacón, ya que su texitura de voz se acoplaba más afinadamente a esa forma de cantar, pero con la hondura de su casta como demostró en soleares, siguiriyas y cabales.
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