El estado de conservación de muchos centros educativos de la ciudad deja mucho que desear a pesar del anuncio reciente por parte del Consistorio de comenzar varias reformas en trece instalaciones. Las quejas y peticiones constantes por parte de muchos directores ante la delegación de Educación de la ciudad quedan en saco roto en la mayoría de ocasiones, de ahí que muchos de ellos hayan alcanzado un grado de desesperación importante.

Es el caso del Centro de Adultos Victoria Alba, situado en pleno Polígono de San Benito. Con más de treinta años de vida, porque hasta 1990 fue un colegio de Enseñanza General Básica, el centro mantiene su actividad como puede, en parte por la colaboración de los alumnos, involucrados cada vez que se les necesita, y en parte por el amor propio de su director, Enrique del Valle, incansable en la defensa de unas instalaciones que "si fuera por el Ayuntamiento estarían caídas", apunta Carmen, una de las alumnas del Ceper.

Dichas instalaciones carecen desde hace meses del vallado común, que ha sido literalmente arrancado, con postes incluidos, en casi todo el perímetro. Sin embargo, a simple vista, lo primero que llama la atención cuando se accede al centro es el estado deplorable en el que se encuentra la fachada, más propia de un campo de batalla que otra cosa.

Farolas rotas, palmeras (como ocurre en otros centros y puntos de la ciudad) sin podar con el peligro que conlleva eso (y más aún en estos días de levante), paredes a medio caer y sin pintura, robos continuados.... Es el escenario actual de un centro que acoge a más de 700 alumnos durante el periodo escolar, en turnos de mañana y tarde.

La falta de mantenimiento es la sensación inicial que ofrece este Victoria Alba, cuyas clases pueden presumir de persianas e incluso de aire acondicionado "porque los alumnos se implican. Esto es todo producto de las rifas, si fuese por el Ayuntamiento esto sería un desastre. Cada vez que hay que arreglar algo son los propios alumnos los que vienen a ayudar y entre todos lo arreglamos", explica Enrique del Valle mientras señala una de las esquinas, que ha tenido que pintar él mismo ante el pasotismo municipal. "Entiendo que ahora mismo la situación económica no es buena, pero es que llevamos años así", continúa.

A pesar de las cartas y denuncias por parte del centro, la delegación de educación, en concreto la dirección general, hace caso omiso. "El otro día se cayó una lámpara y hemos estado casi un mes con el fluorescente en medio del pasillo. Teníamos que poner un cartel para que la gente no tropezase", afirma el director.

La falta de vallado ha hecho que recientemente haya incluso "gente drogándose aquí de noche. Vienen con los cartones y se ponen en el patio. Por la mañana hemos tenido que recoger hasta excrementos". También "nos hemos encontrado cabezas de palomos colgadas en las ventanas, es una situación muy desagradable y estamos cansados de no tener ayudas".