Jerez

Vivir junto al río

EL   PANORAMA que ha dejado el río Guadalete tras empezar su lenta retirada es, sencillamente, desolador. A las carreteras levantadas se han unido los ajuares perdidos y hasta los regalos de Reyes de muchos niños que han quedado flotando destrozados junto a alguna que otra gallina muerta. Tal y como debe ser —haya crisis económica o no— tamaño pesar sólo puede ser olvidado con unas buenas dosis de vil metal en forma de ayudas. Eso sí, la Administración deberá estar especialmente atenta a la hora de repartir dichos fondos. Nadie puede olvidar que entre los afectados hay muchas familias que viven un verdadero drama, pero también hay casos de segundas residencias, casitas donde olvidarse del asfalto los fines de semana. Irse a vivir al lado del río puede llegar a ser, aún en estos tiempos, una necesidad, si bien es innegable que tiene ese toque casi poético, tan propio de atléticos, arapahoes y de aquellos cuadros de a euro el kilo.

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