La conquista del empleo masculino
Cada vez son más las mujeres que se suman a oficios que se creían exclusivamente para hombres · Opinan 4 mujeres que desempeñan trabajos que tradicionalmente han estado vinculados al mundo laboral masculino
Tradicionalmente y de forma probablemente errónea se ha hablado de profesiones masculinas y de profesiones femeninas. Las ocupaciones en las que predominan los hombres son unas siete veces más numerosas que aquellas en las que la presencia femenina es más común.
Los trabajos supuestamente "femeninos" son, en general, menos atractivos, peor pagados, con menores posibilidades de promoción y mayor inestabilidad. Las causas de todo esto están en los estereotipos sobre las supuestas capacidades de las mujeres. Es decir, las ocupaciones "femeninas" están relacionadas con ese don natural que se supone que las mujeres tienen para cuidar o ser obedientes. Por el contrario, se les supone menor fuerza y nulo interés para tomar decisiones.
Afortunadamente, poco a poco, estas tendencias empiezan a descender gracias a la educación que lucha contra las desigualdades en materia de sexo biológico en relación al trabajo. La mayoría de las mujeres constatan que cuando las mujeres se incorporan al mercado laboral, opera en él una segregación sexual que les reserva mayormente ocupaciones y tareas relacionadas con las habilidades, actitudes y cualidades supuestas al género femenino, generalmente una extensión de los roles reproductores desempeñados por ellas en el hogar. Pero este no es el caso de nuestras cuatro invitadas, todas se encuentran totalmente satisfechas con sus trabajos y aseguran no recibir ningún tipo de discriminación por parte de sus compañeros o superiores, pero lo que sí es una realidad es que los sectores industriales siguen contando con una escasa presencia femenina. El fomento de la formación de la mujer en materias técnicas y un cambio en la mentalidad empresarial son elementos necesarios para normalizar el acceso de trabajadoras a estas áreas profesionales.
La falta de formación adecuada de las mujeres, o la dureza de algunos trabajos, que exigen unas cualidades físicas y psíquicas determinadas, como la fuerza y la valentía, popularmente asociadas al varón, son algunas de las razones que se enarbolan para no incorporar personal femenino a las empresas.
Una mujer trabajadora es una mujer luchadora y a la par pacífica que pelea por encontrar un hueco en el mundo laboral, en igualdad de condiciones, con igualdad de ambiciones. La existencia de políticas específicas para fomentar la participación de mujeres aún es limitada, muchas veces se considera que no impedir la participación de mujeres y tratar hombres y mujeres de igual manera es suficiente.
No existe todavía una conciencia fuerte con respecto al papel de los sistemas de formación en cuanto a mantener y reforzar patrones ya existentes. Aquí profesionales femeninas en áreas no tradicionales que sirven como "modelos femeninos".
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