Cofradías

La añorada banda de la Soledad

  • Conocida popularmente como la banda del ‘Macaco’ mantuvo en la ciudad durante décadas la afición a las cornetas y tambores

La banda tenia la costumbre de desfilar en ordinaria desde San Benito, lugar donde guardaban los instrumentos, hasta el lugar donde tocaban.

La banda tenia la costumbre de desfilar en ordinaria desde San Benito, lugar donde guardaban los instrumentos, hasta el lugar donde tocaban. / (Jerez de la Frontera)

El asunto que en los últimos días mantiene vivas las tertulias cofradieras en la ciudad es la conveniencia –o no– de que la hermandad de Jesús Nazareno lleve banda en la carrera oficial antecediendo a su cruz de guía como parece que viene haciendo desde hace más de un siglo. Una queja que las Llagas lleva elevando últimamente al consejo y que ha llegado incluso a forzar un pleno de hermanos mayores que tendrá lugar el próximo día 1 en la sede de Curtidores. Allí se expondrá a debate si se quita o si se deja. Un asunto del que un elevado número de hermanos mayores no parecen mostrarse muy interesados ya que se trata de un conflicto que sólo toca a tres partes: las Llagas, Jesús Nazareno y el consejo que debe de poner una solución sobre la mesa. En cualquier caso, y a la espera de qué se dirimirá en la asamblea de los hermanos mayores, muchos recuerdan aquella banda de cornetas y tambores que durante décadas dirigió Francisco Moneo ‘El Macaco’ bajo el nombre de Nuestra Señora de la Soledad. Más de treinta años tras los pasos, o amenizando distintos eventos como cabalgatas de Reyes Magos o de la Vendimia, era el currículum de esta agrupación que nació en la década de los sesenta bajo el amparo de la hermandad de la Soledad allá en la iglesia de la Victoria. Francisco Javier Moneo, hijo del ‘Macaco’, recuerda ahora a la figura de su padre y a la de Juan Reina Rincón, un operario de Sevilana que era también aficionado a los tambores y a las cornetas. “Mi padre sirvió en infantería de marina. Ahí cogió la afición a los tambores. Cuando se licenció, junto con Juan Reina, fundaron la banda de la Soledad”, comenta ahora su hijo. La agrupación pronto cogió apogeo y llegaron los primeros contratos de la época. “Por aquel entonces sólo estaba la banda de la Cruz Roja y nosotros que comenzamos a hacerle la competencia”, recuerda Francisco Javier. Así que un año se tocaba tras el paso de la Coronación y al año siguiente se pasaba al Transporte o a la Borriquita. Así hasta ir tocando en un gran número de hermandades en las que la banda desgranaba sus sones. El conocido ‘Macaco’ tenía como oficio limpiabotas y se le podía ver en muchas ocasiones en el antiguo bar de La Venencia o en La Vega. “Mi padre conocía a muchos señores influyentes de la ciudad de aquella época. Estaba todo el día con ellos”, recuerda Francisco Javier. Y así venían los contratos para las distintas cofradías que salían en Semana Santa. “Del Domingo de Ramos recuerdo tocar en todas las hermandades menos en las Angustias. El Lunes Santo salíamos a tocar a Chiclana, creo. Y el Martes Santo salíamos con el Cristo del Amor. El miércoles con el Prendimiento y el Jueves Santo hacíamos doblete. Recogíamos el Huerto y nos íbamos a San Juan de Letrán para ponernos en el Nazareno”, comenta el hijo del ‘Macaco’. Para todosLa banda comenzó ensayando en la zona del Callejón de la Rendona. Después pasó a la plaza de toros. Allí el ‘Macaco’ se comprometió con un colegio de internos con problemas sociales a enseñarles a tocar la corneta para mantener distraídos a los chavales. “Mi padre fue ante todo muy buena persona –comenta Francisco Javier–. Yo recuerdo de haberle dado lo cobrado durante una carrera a una familia del Polígono porque tenían que comprar un colchón”. Fue la época en la que ya los instrumentos los guardaba en su casa y se cuenta que decía a los chavales aquello de que “el que paga las baquetas las parta”, que era algo así como que siempre daría la cara el que partiera los platos. Bajo el puente del hospital de Jerez, justo al lado de las casitas bajas, ensayaba el ‘Macaco’ con los chavales. El estruendo de los tambores se escuchaba por el Polígono y Las Torres cuando el sol caía al fondo por la campiña jerezana. Roncas trompetas muchas veces desafinadas por el interés del ‘Macaco’ de entretener a los chavales del barrio para que no pensaran en otras cosas. En el año 1995, la banda se extingue definitivamente y Francisco Moneo deja de estar antecediendo a una banda como director. Durante muchos años, fue la que antecedía a la cruz de guía de Jesús Nazareno. Y ahora, años después, sale a la palestra el chocar de las cajas chinas. El recuerdo de Diego García de los Santos ‘Gorrión’ diciéndoles a sus profesionales que no movieran tanto las caderas porque aquello era de silencio. Y es que aparecían al fondo el ritmo de los tambores de la banda del ‘Macaco’ y los costaleros entraban en trance y se picaban bajo los palos. “A ver si me vais a buscar una ruina que esta hermandad es muy seria…”, advertía el bueno de 'Gorrión'. El recuerdo de los momentos rocieros con la presentación de la hermandad de Jerez en el Rocío Chico, o acompañando de vuelta del camino hasta Santo Domingo al Simpecado todavía revolotea sobre la memoria de su hijo. “Mi padre fue un gran tipo”, confiesa. El día de los enamorados del año de 2015 fallecía este conocido jerezano. Un hombre al que el mundo cofrade debería de homenajear a título póstumo ¿Por qué no? Pocos podrían llevar a gala que el eco de sus tambores todavía retumba en el debate actual de las cofradías. La banda del Nazareno… There is the question.

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