El destino quiso que a mediados de enero, una inoportuna caída accidental obligase a Fernando Soto a pasar por el quirófano para someterse a una operación de cadera. A partir de ahí han sido cuatro meses de reposo absoluto, postrado en una cama, hasta recuperarse por fin de lo que califica como “una pesadilla”. Pero como todo en la vida, todo tiene su fin y ahora, tras un largo periplo alejado de los escenarios, el jerezano regresa “con más ganas que nunca”. Será el próximo sábado 4 de julio en el Hotel Casa Palacio María Luisa, con una cena-espectáculo y rodeado de amigos.

–Supongo que estará deseando subirse de nuevo al escenario...

–La verdad es que sí porque han sido meses muy duros, meses en los que he tenido incluso que batallar con una depresión. Pensaba que no iba a poder andar más y claro, se me vino el mundo encima. Date cuenta que la vida te cambia por completo. Por eso, porque Dios me ha dado fuerza y por querer demostrarme que estoy aquí, voy con todas las ganas del mundo.

–¿Y cómo ha surgido este regreso?

–Bueno, me llamó Marisa y me preguntó que cómo me sentía, si me veía preparado para ponerme delante del público. Aquello fue un soplo de vida, y claro, le dije que estaba encantado, y más en un sitio como ese, el Hotel Casa Palacio. Así ha sido todo. Sinceramente, quiero agradecerle a ella esa confianza en mí.

–¿De qué manera afronta esta reaparición?

–Sobre todo quiero estar rodeado de amigos, por eso voy a contar con algunas colaboraciones. Ha sido gente que ha estado ahí conmigo en los momentos difíciles y quería que estuviesen en mi vuelta. Hablo de Joselito Gálvez, Sandra Rincón, Merci del Chícharo y Carlos Merino.

–¿Es para usted un volver a empezar o no llega a tanto?

–Para mí sí, es como resurgir de las cenizas.

–¿Qué ha sido lo peor?

–Quizás el verte de la noche a la mañana empotrado en una cama. Eso es lo peor, pero ya no sólo en mi profesión, sino en cualquiera. De todos modos, quiero decir a toda persona que esté pasando ahora por esto, que de ahí se sale.

–¿Le ha hecho más fuerte esta experiencia?

–Muchísimo más. La verdad es que me ha dado fuerza y me ha servido para saber quiénes son realmente mis amigos. A los que han estado ahí les tengo que agradecer lo más grande, porque el teléfono no ha parado de sonar en estos cuatro meses, pero desde el artista más chico al más grande. Me ha llamado Alejandro Sanz, Rosario Flores, El Arrebato...y por supuesto todos mis compañeros de Jerez de la Frontera, que se han portado conmigo increíble. Incluso querían hacerme un reconocimiento, sobre todo al principio cuando lo estaba pasando peor, pero claro, llegó el dichoso virus este y se quedó todo parado.

–¿Y cómo ha llevado el confinamiento?

–Bueno, yo empecé el confinamiento dos meses antes, en enero (risas). Parece que ya sabía lo del virus.

–¿Habrá pasado todo este tiempo cantando?

–Todo lo contrario, no he tenido ganas de cantar. Ha habido mucha gente que me ha llamado durante el confinamiento para hacer vídeos y cosas de esas, pero no tenía ganitas ni asomarme a la ventana.

–Este primer concierto lo tendrá ya como un punto de partida....

–Bueno, no sé. Sinceramente, yo había dado ya por perdido este año después del accidente. Quizás a mí toda esta situación por la que están viviendo muchos de mis compañeros no me ha afectado tanto, a lo mejor porque ya lo tenía asumido. No ha sido tan fuerte.

–¿Y cómo ve el futuro ante esta situación?

–Si te digo la verdad, ahora mismo hay que tener mucha paciencia, no gastar mucho y si tienes dos duros no gastártelo. Vienen momentos muy duros.

–Volviendo al concierto del sábado, ¿qué ha preparado?

–Quiero hacer un concierto clásico y además en acústico, porque ahora con esto de la pandemia no se pueden meter muchos músicos en el escenario. Es algo a lo que los artistas nos tenemos que adaptar, y no llevar una orquestación grande.