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De gambas, coches y cumpleaños

Tribunales

La trama de venta de cocaína que juzga la Audiencia usaba un amplio argot para comunicarse

De gambas, coches y cumpleaños
Manuel Moure

Jerez, 20 de marzo 2014 - 01:00

Agentes de Estupefacientes del Cuerpo Nacional de Policía explicaron ayer ante la Sección Octava de la Audiencia Provincial los pasos que siguieron para desarticular la trama de tráficantes de cocaína de la continuación de la 'Operación Helio'. Según explicaron, desde el jefe por entonces de los 'antidroga', como su segundo y el resto de investigadores, hay dos fechas clave en todo el proceso. Si la investigación comienza en agosto de 2012 es en octubre cuando se consiguen las pruebas suficientes como para que el juez consienta en permitir escuchas telefónicas. Antes de que la cuarta semana de diciembre llegara al calendario la trama estaba desarticulada.

Las escuchas, todas ellas transcritas, vinieron a poner de manifiesto la originalidad de los presuntos traficantes, que llamaban a la droga de mil y una formas imaginables. Frases como las que siguen se oyeron ayer en la sala de audiencias que presidió la magistrada Lourdes Marín: "O sea, que quiere un coche entero ¿no?", en relación a la venta de un kilo de cocaína valorado en 36.000 euros; "esta tarde quedamos para comer", para referirse a la presunta entrega de la droga; "las gambas ya están cocidas", en referencia a que la droga ya está disponible" o "esta tarde es el cumpleaños", en referencia a la llegada de los colombianos que traían la cocaína.

Algunas de estas frases provocaron que los agentes organizaran dispositivos de todo tipo para intentar hacerse con el estupefaciente antes de que éste comenzara a circular por la ciudad. Y es que, según se dijo ayer en la tercera sesión del juicio, la droga que Alejandra A. P. manejaba iba tanto a consumidores como a otros distribuidores, algunos de ellos viejos conocidos del Cuerpo Nacional de Policía como 'El Carilla', también conocido como 'El Baretta'.

Los agentes reconocieron que lo más difícil de toda la operación versó en saber el momento exacto en que debían actuar. No en vano, temían que si actuaban y daban un paso en falso la operación entera se fuera por el desagüe. Fueron justamente esas escuchas las que les hicieron sospechar que la noche del 10 de noviembre de 2012 iban a llegar los colombianos (Gerwin y David y llamados por los agentes como el de la gorra blanca y el de la gorra azul) con un cargamento. Se apostaron en el peaje de Las Cabezas en la AP-4. Tuvieron la sangre fría de dejar pasar al coche lanzadera, conducido por David (aún no detenido) que fue seguido discretamente por un coche camuflado del CNP para ver a dónde se dirigía. Su destino era la casa de la principal acusada, Alejandra A. P. Poco después llegaba el coche conducido por Gerwin. Lo pararon, quitaron el coche del peaje para no atascarlo y encontraron tres kilos de coca escondidos tras la matrícula trasera.

Fue entonces cuando se produjo uno de los hechos más rocambolescos. La familia de Alejandra se puso en contacto con la esposa de un policía de la comisaría para que éste les diera datos acerca del "amigo" detenido. El agente se puso en contacto con la familia llamando desde comisaría y la llamada la realizó además a un número que estaba intervenido. Vino a decirles que no iba a pasar a disposición judicial aquel día. Los hechos provocaron una investigación interna que acabó en la apertura de unas diligencias en el Juzgado, finalmente archivadas.

Las escuchas permitieron al Grupo de Estupefacientes saber al momento las intenciones de sus investigados, gracias a un sistema que captaba las comunicaciones que recibían los teléfonos, ya fueran llamadas de voz o sms. De lo poco que se les escapaba eran los mensajes a través del famoso servicio de mensajería de los teléfonos de la marca 'Blackberry'.

Buena parte de los esfuerzos se centraron en dos hechos: una visita de la acusada y de su madre a Chiclana (al parecer para cobrar una deuda), y un viaje a Madrid de Alejandra en compañía de una amiga llamada Catalina, también encausada. Todo fue cuestión de esperar el momento adecuado y eso fue justamente lo que hicieron los agentes cuando tuvieron la práctica certeza de que mucha coca bajaba hacia Jerez.

Igualmente, tras la declaración de los policías, quedó claro que Alejandra, tras ser detenida cerca de su casa, dio cuantas voces pudo -"¡José Luis, la secreta!"- para evitar que su hermano fuera detenido. A día de hoy sigue en búsqueda y captura.

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