"Son horas vigilando a los más pequeños, pero se agradece"

Desde pequeño, su pasión por las ferias le ha llevado a trabajar la jornada completa en la entrada del tiovivo que hace cerca de cinco años llegó a la ciudad tomando la plaza del Arenal.

La empresa procedente de Valladolid, 'Carruseles Ortega', realizó un convenio junto con el centro de promoción sociolaboral 'Acoje' para fomentar las tiendas y el centro jerezano. Un proyecto que llevó a trabajadores como Carlos Monzón y su compañero Rafael Sorianos a cambiar el norte y sus frías temperaturas por el caluroso verano del sur.

La vida de Carlos ha girado al compás de una ruleta rusa. Las ferias le han llamado la atención desde los 8 años. Nacido en Valladolid, quiso viajar por España con tan solo 14 años trabajando en las ferias. Tras quedarse en paro, contactó con Rafael, amigo suyo desde los 3 años. Este fue el comienzo de su andadura en la empresa de carruseles y según apunta "vamos a donde nos llamen y quieran que llevemos una pizca de alegría".

"De vender algodones y manzanas de caramelo a los ocho años, he pasado a ir de norte a sur con el tiovivo". Con 46 años, Carlos va a cumplir dentro de poco la treintena en el oficio de feriante. Soltero, ha dejado a cinco hermanos y una hermana en Valladolid, cada uno con su vida siguiendo su sueño.

"Una botellita de agua y pasar las horas con Rafa en la cabina" son las soluciones que pone Carlos al calor mientras compagina su trabajo atendiendo a los padres y vigila a los más pequeños. Un viaje en el tiovivo con una duración de tres minutos y medio es una elección de muchas familias para que los niños disfruten, por tan solo 2 euros, de esta atracción al aire libre.