Manuel Grimaldi Lara nació en un convento, el de Santa María de Marchena. Su madre Nicolasa era la portera del convento; su padre, Francisco, oriundos de Casas Viejas, era funcionario municipal. Francisco y Nicolasa contrajeron la turberculosis y Manolo quedó huérfano a los cinco años. La tata Ángeles, hermana de Francisco, trajo al niño a Jerez. Manuel se cría en las calles Cerrofuerte y Emprendada y asiste a Sancho Vizcaíno, la escuela patrroquial de San Miguel. El recordado padre Torres Silva, fundador del Oratorio Festivo con ayuda del patriarca de los Domecq, contribuyó a su formación humana e intelectual. "Mi orfandad -ha dicho Manuel- cataliza el infantil y seminal deseo de ser médico para que no haya más huérfanos". En el Luis Coloma se benefició de la gran mente e inspiración de José Cádiz Salvatierra y las becas y ayudas le permitieron cursar los estudios de Medicina en la Facultad de Sevilla.
La aparición en su vida del doctor Campoy fue providencial. A Campoy, aquél radiólogo educado en el Jefferson College de Filadelfia, Manuel conoció durante su formación en Sevilla: Se impresionó y se interesó cada vez más por salir al extranjero y ampliar horizontes. Del doctor Piero Sandri recibió conocimientos en su paso por la base de Rota y los consejos que le permitieron trabajar en Estados Unidos. Manuel y Encarna ya vivían en Kentucky en 1972. Trabaja en el hospital general Saint Joseph, en Louisville, la ciudad más grande del condado. Aquí completa un internado rotativo y la residencia de Medicina Interna para volcarse luego en la especialidad de Hematología y Oncología en la Universidad de Louisville. En 1977 se une a los doctores Beard, Fuller y Dobbs en la sociedad Consultants in Blood Disorders and Cancer, una especie de hospital de día para consultas y administración de quimioterapia. Tras treinta años de servicio, Manuel decidió tomarse un largo respiro. Grimaldi es miembro de diversas organizaciones profesionales y ha colaborado en infinidad de publicaciones.
Manuel Grimaldi está casado desde 1971 con Encarna Dueñas, Encarnita, la jerezana que le acompaña desde los quince años. El matrimonio tuvo tres hijos y tiene dos nietos. Siguen viviendo en Louisville, la ciudad de los caballos, las bellas mujeres, del bourbon y de ese incomible pollo frito.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios