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La nueva vida de Las Palomas

  • La pensión, fundada a principios de los años 40, se ha transformado desde hace unos meses en ‘Vivian’s Guest house’, un establecimiento tipo ‘hostel’ pensado para un turismo actual

A principios de los años 40, Ricardo Torres y Josefa Lorente se establecieron en Jerez procedentes de Alcalá. Su objetivo no era otro que encontrar una edificación en la ciudad que les permitiera abrir un negocio, una pensión, y prosperar económicamente.

La ubicación elegida tras visitar numerosas opciones, fue una vivienda en la calle Higueras número 17, de una sola planta y que pertenecía, según relatan sus familiares "a gente de los Tamayo, que trabajaban en el juzgado de Cádiz".

Así comenzó la historia de este enclave de la ciudad, ‘Las Palomas’ (una construcción con más de 100 años), que ha sido una hospedería desde entonces. Fueron Ricardo y Josefa quienes regentaron el negocio durante décadas, décadas en las que la pensión resultó rentable hasta el punto de que, conforme fueron pasando los años, la casa fue creciendo hacia arriba. Lo confirma la propia familia y el arquitecto jerezano Miguel Ángel López Barba quien tras trabajar en el inmueble admite que "las plantas superiores tiene todos las características de las construcciones de los años 50 o 60".

No hay que olvidar que en aquellos años, "sólo existían Los Cisnes y Las Palomas y algún edificio de alquiler de habitaciones pero no catalogado como tal", cuenta la familia de los primeros propietarios del negocio.

Con el paso de los años, la dirección de la misma pasó a los hijos del matrimonio hasta que en 2003, el inmueble se vendió a un ciudadano alemán, Cristian Schmolck. Schmolck, un comercial farmacéutico, se enamoró de la casa en una de sus visitas a Jerez. Su idea no era otra que convertir este inmueble en una especie de 'paraíso' de jubilación, toda vez que su trabajo habitual le mantenía en constante viaje, Rusia, Sudamérica, Europa...., de ahí que su sueño fuese montar un hostal y residir en esta zona del sur de España durante la última etapa de su vida.

Sin embargo, lo que en un principio se inició como un sueño, acabó por ser una auténtica pesadilla, al ser estafado por el técnico y el constructor a quienes le había encargado la remodelación del edificio. Ambos redactaron el proyecto, comenzaron la obra, pero a poco de empezar desaparecieron, dejando a Schmolck sin dinero y con la actuación recién empezada.

A ello se unieron una serie de reformas legislativas y un cambio en la ordenación urbanística de Jerez, lo que propició que Schmolck, en los 14 años que fue dueño del edificio, no pudiera ni tan siquiera cambiar la titularidad del mismo. En todo este tiempo, pese a que el hostal siguió funcionando a través de un grupo de personas contratadas por el alemán, las multas y expedientes sancionadores por parte de la administración fueron cayendo una tras otra, sobre todo porque la obra estaba sin terminar y en funcionamiento. A ello se unió la mala reputación que comenzó a recaer sobre este popular negocio jerezano, sobre todo por convertirse en una especie de 'hotel de horas'.

En medio de la desesperación, Cristian Schmolck contrató al arquitecto Miguel Ángel López Barba en 2012. Habían pasado 9 años, y las ilusiones de aquel emprendedor teutón se diluían poco a poco. Cuenta el propio Miguel Ángel López Barba que "tras ponernos al día, comenzamos a trabajar y negociar con los técnicos de urbanismo una salida lo más airosa y menos costosa posible a la penosa situación en la que se encontraba el ya por entonces cliente nuestro".

Tras más de año y medio de duras gestiones, y con la licencia de obras preparada, Cristian, harto de soportar una enorme carga económica y hastiado de tantos inconvenientes, declinó la posibilidad, quedando la pensión Las Palomas en venta.

En septiembre de 2017, y tras muchos intentos infructuosos por adquirir el negocio, aparece en escena Vivian Budinich, una joven emprendedora que, como en su día Cristian, había amasado el sueño de montar un pequeño hostel. Después de viajar por medio mundo, y residir durante años en Francia e Inglaterra, la joven, chilena de nacimiento pero criada desde los 4 años en El Puerto de Santa María, se topó con lo que quería. "Había visto antes cosas en Vejer y en El Puerto, pero no me terminaban de convencer. Vinimos a Jerez, vi el edificio y me encantó. Fue llegar y firmar, y el 25 de septiembre de 2017 comencé el reto, era justamente lo que buscaba", asegura.

Comenzó entonces una nueva etapa, igual de complicada que la anterior. Se reactivó la licencia, se contrató a una empresa para llevar a cabo las obras pero pronto Vivian se topó con el primer escollo al comprobar que la anterior inquilina de la pensión, la había dado de baja en turismo, un hecho que obligaba a iniciar todo el proceso de tramitación, y además, a reformar el proyecto anteriormente diseñado.

"Hemos estado dos años de papeleos y de obras hasta que por fin hemos podido abrir hace unos meses", explica Vivian. Sin embargo, y pese a que la ley en Andalucía habla de 'Pensión con categoría de albergue turístico', lo cierto es que la nueva vida del Hostal Las Palomas responde a la denominación de 'Vivian's Guest house', un hostel.

"La idea era crear una especie de hostel. He viajado por casi cuarenta países de todo el mundo y creo que este tipo de turismo en Jerez no existía, es un sector que no estaba atendido".

Pero ¿qué es exactamente un hostel? La diferencia más clara con respecto a un hotel, un hostal o una pensión es que en un hostel se comparte la habitación con con otros huéspedes. El precio, por consiguiente, es más económico, aunque sólo se alquila la cama y no la habitación completa. No obstante, también existe la posibilidad de encontrar, dentro de las 17 habitaciones habilitadas (con un total de 50 camas), salas individuales, además de áreas comunitarias como una magnífica terraza, el comedor o la propia cocina.

Las obras han sido cuantiosas, pero a día de hoy, el establecimiento cuenta con habitaciones para personas con movilidad reducida, un ascensor, “nos hemos adaptado a la normativa”.

A pesar de llevar poco tiempo, Vivian Budinich reconoce que Jerez con este nuevo establecimiento, el primero de estas características en la ciudad, es algo ya consagrado en otras ciudades españolas, “sin más lejos en Cádiz hay cuatro”, permitiendo “un turismo diferente”, en el que destaca "la relación que se establece entre los huéspedes". De hecho, en este corto periodo de vida, el hostel se ha convertido en un lugar de paso para muchos 'peregrinos' de la denominada 'Vía Augusta' y que une Cádiz con Sevilla.

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