Una 'pisa de la uva' de las de antes
El acto simbólico del nacimiento del mosto recupera el formato y el escenario tradicional para devolver el protagonismo al vino · Gobierno local y sector hablan de una nueva etapa para recuperar el terreno perdido
Uno, dos, uno dos... No es una parada militar. Es el ritmo que se marcan los pisadores hasta que el mosto llega a la piquera. Repican las campanas a los sones del himno de la vendimia y se sueltan cientos de palomas para anunciar a los cuatro vientos el nacimiento del vino del año, también a los cientos de jerezanos y visitantes convocados por el Ayuntamiento al acto inaugural de las Fiestas de la Vendimia, que tenían que adivinar lo que ocurría unos metros más arriba, en el reducto de la Catedral, en el que todo el ceremonial se había dispuesto de cara a la tribuna de autoridades.
Los acordes de los pasodobles y obras clásicas interpretadas por la banda municipal de música y la agrupación musical Joaquín Villatoro apagaban los ecos del malestar de entre los de detrás de las vallas, que no alcanzaba a entender muy bien que se le diera la espalda al pueblo llano pese a responder con creces con su presencia al llamamiento de las autoridades municipales a participar en unas fiestas que recuperan el apellido de la vendimia y al vino como protagonista principal de la programación.
Lástima que al paso de las ventas de los caldos jerezanos habría que ir pensando en qué otro destino darle a estos mostos, que en tiempos de sequía bien podrían servir para regar las calles de Jerez y devolverles así el inconfundible olor a vino que antaño desprendían los cascos bodegueros que poblaban la ciudad. Pero este es otro cantar.
La nueva etapa emprendida por el Ayuntamiento en estrecha colaboración con las bodegas del Marco y su Consejo Regulador para de un lado, reconocer al vino de Jerez su aportación en el pasado a la ciudad y, de otro, tratar de recuperar el terreno perdido, se inicia con una mirada atrás, a los orígenes de una fiesta que vuelve a sus raíces.
La 'pisa de la uva' regresaba al reducto catedralicio tras años de exilio por otras plazas de Jerez -primero se trasladó a La Asunción y luego a la Alameda Vieja- y rescataba el horario matutino, dejando de lado otras fórmulas y ornatos de dudoso resultado con las que se ha querido vestir este acto simbólico no se sabe muy bien a cuento de qué.
Con algo de retraso sobre el horario anunciado, a las 12.30 arrancaba un ceremonial muy correcto en su planteamiento, un pelín largo en su desarrollo, para representar a la antigua usanza el nacimiento y la bendición del nuevo mosto bajo un sol de justicia que, como se encargó de recordar el presidente del Consejo Regulador, Jorge Pascual, forma parte de Andalucía.
Anécdotas climáticas a parte, Pascual hizo hincapié en la importancia de recuperar unas fiestas que coinciden con el desarrollo de la vendimia para el vino, "viraje" que, en su opinión, "va a ser muy positivo porque la ciudad y sus habitantes tienen que sentirse orgullosos de su vino como clave fundamental para promocionarlo". "Cada vez recibimos más visitantes y es fundamental que la ciudad reviva la importancia que tiene el vino", añadió.
Al hilo de las palabras de Pascual, Casto Sánchez, alcalde en funciones por la ausencia por vacaciones de Pilar Sánchez, recordó que "el jerez tuvo un esplendoroso pasado, tuvo una gran pujanza económica en el siglo XIX y en el XX hasta que sufrió un bache espectacular, pero entre todos tenemos que hacer que esta industria, la principal del sector agroalimentario de la provincia y una de las principales de Andalucía, recupere el vigor que tuvo en épocas pasadas, no sólo como actividad industrial, sino en lo que tiene de elementos alternativos para el turismo y otras ventajas".
Nueva etapa, por tanto, en la colaboración con las bodegas y, según explicó la delegada municipal de Cultura, Dolores Barroso, en la organización de los ciclos festivos de la ciudad, "con los que queremos ayudar desde el gobierno local a convertir Jerez en un destino preferencial, también en septiembre".
"Es un día feliz", subrayó Barroso en alusión a las buenas relaciones actuales entre Ayuntamiento y Consejo Regulador en busca de "valores estéticos que, en el caso de la 'pisa de la uva', invitan a venir una mañana de domingo a Jerez y luego deambular por la ciudad, comer en la ciudad y pernoctar en la ciudad". En este apartado habrá que seguir trabajando, pues la espantada tras el acto fue generalizada para pesar de los hosteleros, que siguen soñando con aquellos domingo de septiembre con el centro a rebosar de gente tapeando.
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