"Al principio sentí miedo por la visión que se tenía del taxista"
Maite Luna. Taxista
La taxista Maite Luna Galván, pese a sus 42 años recién cumplidos, es una 'novata' en el sector del transporte. Esta mujer jerezana lleva sólo trabajando desde hace dos años y medio en el taxi, que tradicionalmente ha estado relacionado con los hombres. Incluso pese a no tener que ver con su antigua profesión.
Maite nunca pensó en dedicarse al Teletaxi, ya que no tiene nada que ver nada con lo que estaba acostumbrada a hacer: "Estudié durante cinco años de técnico de Administración junto a cursos de Contabilidad. Más tarde empecé Empresariales pero no la terminé". Desde entonces y hasta hace dos años y medio ha estado trabajando en lugares relacionado con sus estudios.
Su decisión de introducirse en el sector del transporte a partir del mes de febrero lo consideró como "la única alternativa para trabajar durante esta crisis económica". También ayudó en su decisión el tener familiares trabajando allí, que en todo momento la apoyaron y la ayudaron a entrar "sin pensárselo dos veces", ya que tanto su despido en la antigua empresa donde trabajaba como los comienzos de la mala coyuntura económica coincidieron en la misma época. "En mi anterior trabajo me hicieron una jugarreta y me despidieron justo después de quedarme embarazada", afirma con rotundidad.
Desde que se cambiara el reglamento del taxi hace dos años, ya no hay tantas exigencias como por ejemplo estar trabajando alrededor de dos años en el vehículo. Ni tampoco se permite la cesión de las mismas, "ahora está completamente legalizada la compra venta de licencias".
Maite cuenta cómo fueron sus comienzos en este trabajo tan poco habitual en ella y cómo la licencia paso a su nombre: "Yo entré en un principio como asalariado para ir cogiendo experiencia, y una vez que la tenía la licencia pasaba a mi nombre. Al principio le daba un poco de miedo, ya que "estaba acostumbrada a estar sentada en una silla no a moverme de un lado a otro". Además la mayoría de las personas se quedaban mirándola extrañada al ver a una mujer conducir este tipo de transporte público, "por ello me daba mucha vergüenza".
Ahora esa vergüenza inicial ya no existe y Maite se encuentra totalmente integrada con sus compañeros. Tanto que forma parte desde el pasado marzo de la junta directiva. Pese a todos los rumores que se escuchan sobre los 'problemas' que puede tener una mujer taxista ella nunca tenido problemas con los usuarios, "si me han hecho la típica broma de 'oh una mujer conduciendo qué peligro'". Es más ella afirma que la mayoría de sus clientes se alegran de que haya más mujeres conduciendo estos transportes públicos.
Para ella lo más complicado de su profesión es cuadrar tanto su vida laboral como su vida familiar: "Todas las mañanas las echo en el taxi. Antes de trabajar, dejo a mi hija en el colegio y hay veces que la puedo recoger yo y otras que la recogen mis padres". Por ese motivo tiene un chófer que cubre su horario de tarde y noche, que aprovecha para pasarlo con su hija.
No hay comentarios