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Jorge Drexler. Cantante y compositor

"La pretensión de trascendencia es una enfermedad, y hay que evitarla"

  • El músico presenta este sábado en el Cartuja Center 'Tinta y tiempo', su nuevo disco, en el que se rebela contra el afán de permanecer y reivindica la importancia del momento

Jorge Drexler (Montevideo, 1964).

Jorge Drexler (Montevideo, 1964). / Silvia Poch

Jorge Drexler regresa este sábado (21:30, últimas entradas a 35 euros) a Sevilla, al Cartuja Center Cite, para presentar su último y luminoso trabajo, Tinta y tiempo.

–En su último disco aborda, además de otros muchos asuntos, el concepto del tiempo...

Lo que dejo por escrito no está tallado en granito (de la canción que da título al álbum, Tinta y tiempo), no importa lo que permanece. Es importante lo que hagamos hoy, no pretender permanecer. En esa canción, en concreto, trato de quitarle hierro a la permanencia, no hay que preocuparse por la trascendencia, y hay que prestarle atención a otro concepto muy bonito que es la inmanencia, que es la importancia del momento que estás viviendo. La pretensión de trascendencia es una enfermedad, y no quiero decir que no la tenga a veces, pero trato de evitarla por todos los medios.

Tinta y tiempo es un disco muy luminoso, muy positivo, de hecho la canción con Martín Buscaglia, Bendito desconcierto, es un alegato a la vida, a la alegría de vivir.

–Sí, como otras canciones del disco. Es una manera de honrar a la curiosidad, al corazón hambriento, a la sed de vivir. En contra de la certeza, en muchas ocasiones, a merced del desconcierto que supone el saberte un aprendiz.

–Se percibe al escucharlo un profundo estudio y búsqueda del ritmo, de las bases. De hecho, tal vez sea su disco más rítmico.

–Puede ser, aunque no estoy del todo seguro… Bailar en la cueva partía del ritmo. Aunque sí es cierto que este disco me salió mucho más groovero de lo que yo pensaba. No tengo ni idea de por qué. Tal vez esté relacionado con el tiempo de confinamiento, con el estar encerrado. También hay un detalle que justifique esto, estuve estudiando y tocando el bajo eléctrico durante este tiempo y varias canciones fueron escritas a partir de esto. Y el bajo tiene un componente rítmico muy claro, diseña mucho en líneas melódicas muy fijas.

"No sé si ‘Tinta y tiempo’ es mi disco más redondo. Yo siempre lo pongo todo en el asador, me entrego"

–Tinta y tiempo puede ser el disco más redondo de Jorge Drexler, tras cinco años de silencio. ¿Cree que es un disco de madurez, casi un resumen de lo que ha sido su trayectoria hasta ahora?

–Yo no sabría decir si es mi disco más redondo, me cuesta afirmar eso, comparándolo con cualquiera de mis anteriores trabajos. Por geometría todos los discos son redondos, pero no quiero caer en eso… (risas). En todos los discos he puesto todo lo que tenía en el asador, los he hecho con una entrega y un sacrificio exhaustivos. No he salido de ningún disco con la sensación de que me había dejado algo en el tintero. Todos los he compuesto con la misma entrega. En cualquier caso, hay muchas maneras de evaluar un disco, pero yo soy el que lo tiene más complicado porque no tengo distancia con respecto a mi trabajo, lo tengo muy delante.

–Teniendo en cuenta la diversidad musical que aglutina, debió ser un proceso complicado, tanto en la composición, como en la grabación como en la producción.

–Ha sido el disco más complicado que tuve, después del primero que hice, hace treinta años. Y es que se sumaron muchas cosas. Por un lado, la pandemia, que nos desintegró y aisló, generando una gran incomunicación. Fue terrible para todos, pero para mí en lo compositivo lo fue especialmente, me costaba finalizar las canciones, como si me faltara el último golpe de horno. Por otro lado, influyó el que llevara treinta años de carrera, porque cada vez es más difícil escribir para mí, por cada vez son más los espacios que he cubierto a través de las canciones. Y al igual que es difícil mantener la motivación en una relación de pareja a largo plazo, es difícil mantenerla en una relación como es la composición. Yo creo que por eso hay canciones que hablan del futuro en blanco, de empezar de nuevo, del amor al arte... Y también dificultó que cambiara de equipo de trabajo, de discográfica. Todas esas expectativas, unidas a la pandemia, me lo pusieron muy difícil. Por suerte llegó a buen puerto, y es un disco que no cesa de darme alegrías.

–Siempre se ha caracterizado por tener una "brújula muy abierta" y no sólo por sus colaboraciones (C. Tangana, Martín Buscaglia, Rubén Blades, o Kiko Veneno), por la fusión que caracterizan sus canciones. Seguramente, como resultado de contar con amplias y muy diversas referencias musicales. ¿Recuerda esos discos o momentos que han construido al Drexler actual?

–Hay muchos. Puedo nombrar algunos, que han sido puntos de inflexión en mi carrera. El primero de ellos cuando escuché Chega de saudade (1958) de Joao Gilberto, que fue el que me hizo abandonar la escritura de prosa y poesía por un lado y música por el otro, y juntarlas en una canción. Otro punto de inflexión fue venir a España y entrar en contacto con Joaquín Sabina, que me hizo aferrarme a lo que yo traía de Uruguay y concentrarme en los textos. Otro es mi trabajo con [el músico italiano] Jovanotti, a principios de este siglo, cuando vi como componía sus canciones a partir del texto, y yo empecé a hacerlo con algunos temas de Eco (2004). Otro punto de inflexión fue mi disco Frontera (1999), cuando elegí ir hacia la contemporaneidad e intentar hacer interacciones con las computadoras. Yo creo que en los últimos años, mi trabajo con C. Tangana también ha sido un punto de inflexión, de establecer un puente con un estilo de música que la gente no asocia conmigo y que para mí es muy importante entender, como es la música urbana.

"Nunca me he considerado un cantautor. No me gusta la palabra. Es fea, y no la quiero para mí"

–¿Ha dejado de ser un cantautor o, más bien, ha actualizado el término cantautor?

–Nunca me he considerado un cantautor. No me gusta la palabra, Es fea, con esa conjunción de dos palabras y ese diptongo en el medio. Eso no quiere decir que haya muchos artistas esenciales para mí que se consideren cantautores. Pero yo no me pido para mí esa definición, que conocí cuando llegué a España, pero con la que nunca me he sentido cómodo.

–¿Qué es lo que se va a encontrar el espectador que acuda al Cartuja Center Cite?

–Un concierto nuevo, donde se presenta un disco nuevo, con un repertorio nuevo y con una banda nueva. Muy contento de haber dado ese golpe de timón. Me acompañan tres hombres y tres mujeres, que es la primera vez que me sucede. Una banda con experiencia, muy fogueada. Con una puesta escénica que recuerda a la portada del disco, muy minimalista en decoración e iluminación, sin proyecciones ni distracciones. Interpreto en su integridad Tinta y tiempo, además de otras canciones de mi trayectoria, con nuevos arreglos.

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