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"Escuchamos una explosión y la gente empezó a gritar y a empujar"

  • El sonido de las sirenas de ambulancias y coches de la policía ha vuelto a inundar Moscú por un atentado terrorista.

El sonido de las sirenas de ambulancias y coches de la policía ha vuelto a inundar Moscú esta mañana, y centenares de miles de personas se han visto atrapadas en aglomeraciones en el metro, presas del pánico, la angustia y el temor por los familiares.

Difundida por televisiones y radios y de teléfono a teléfono, la noticia del doble atentado corrió rápidamente por la ciudad, donde la policía cortó el tráfico cerca de las céntricas estaciones de metro Lubyanka y Park Kultury, provocando atascos por toda la ciudad.

Mientras la policía y los equipos de emergencia atendían a los heridos y evacuaban a pasajeros, los servicios secretos cortaron la telefonía móvil cerca de las estaciones de metro para impedir otros posibles atentados con empleo de celulares, lo que alimentó el pánico.

"En Park Kultury escuchamos una detonación y la gente en los vagones empezó a gritar y a empujar. Se rompieron los cristales, apareció humo, empezó a oler a plástico quemado, en la aglomeración resultó aplastada una mujer...", contaba uno de los testigos que llamó a una emisora de radio.

En las bocas de metro se amontonaron miles de personas, muchas intentado comunicarse por teléfono, algunas llorando histéricas y otras preguntando a los agentes sobre cómo llegar al trabajo.

Las autoridades movilizaron a decenas de psicólogos para atender a las personas que sufrieron ataques de nervios y habilitaron más de un centenar de autobuses adicionales para compensar la paralización del metro.

El Ayuntamiento recurrió al servicio de mensajes de texto para informar a la población de problemas con el transporte en la "línea roja" del metro, la más antigua y construida en 1935, muy concurrida y que cruza la ciudad de noreste a suroeste.

Para la indignación de todos, el miedo y la demanda dispararon en un visto y no visto los precios de los taxis particulares, que hicieron su agosto cobrando por cubrir el trayecto entre tres estaciones de metro una suma suficiente en otro día para cruzar la ciudad de punta a punta.

Numerosos testigos de los atentados llamaron a las estaciones de radio para compartir sus impresiones y sentimientos.

"Íbamos al encuentro del tren dinamitado en Park Kultury, con unos diez minutos de retraso. Nuestro tren se detuvo cierto tiempo en el túnel y luego se puso en marcha y pasó sin parar por la estación. Fue terrible lo que vimos: cuerpos, humo, agentes...", relataba entre lágrimas una joven.

Sin que nadie les explicara nada a los pasajeros, éstos entendieron enseguida que fue un atentado, como los que ya hubo hace varios años, señaló.

"Los maquinistas condujeron nuestro tren a una vía muerta donde permaneció durante unos veinte minutos, tiempo que fue una pesadilla por el silencio, la falta de información, el miedo y las sospechas de que uno de nosotros fuera un terrorista suicida", agregó.

Por la ciudad corrieron enseguida rumores de que el número real de víctimas era considerablemente mayor, en particular por las personas aplastadas por la multitud en medio del pánico, pero las autoridades desmintieron esas versiones.

El Ayuntamiento difundió varios teléfonos de "líneas rojas" adonde la gente puede llamar para recibir información sobre las víctimas o pedir asistencia psicológica.

Varios oyentes que llamaron a emisoras de radio contaron que podrían haberse visto atrapados por las explosiones, pero salvaron la vida gracias a que la víspera se les había olvidado adelantar los relojes una hora, por lo que salieron de casa con retraso.

Otros comentaron que Moscú se ha olvidado demasiado pronto de que es capital de un país "en guerra contra el terrorismo", aunque últimamente los atentados de los extremistas islámicos tuvieron como escenario las ciudades del Cáucaso Norte de Rusia.

Los últimos actos terroristas en el metro de Moscú tuvieron lugar en 2004, en vísperas de la matanza de Beslán que conmocionó al mundo entero, y un año antes dos mujeres "kamikaze" chechenas causaron 13 muertos y 49 heridos al inmolarse en un festival de rock en la capital rusa.

La gente asumió sin sorpresa la información de que los atentados, según datos preliminares, fueron perpetrados por mujeres suicidas procedentes del Cáucaso Norte, y el anuncio de que las fuerzas del orden reforzaban la vigilancia por todo el país.

Mientras, decenas de personas se acercan a las dos estaciones dinamitadas para colocar flores y velas en memoria de las víctimas del terrorismo.

"Nadie de mis familiares resultó afectado, pero vivimos en la misma ciudad. ¿Cómo no vamos a recordar a los muertos?", dijo un joven que había colocado dos claveles a la entrada de la estación de metro Park Kultury.

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