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Navidad 2013

Petardos, entre la diversión y el malestar

  • La Navidad provoca un incremento de las ventas en tiendas especializadas y las críticas de los vecinos

Ya es Navidad. Se nota en el alumbrado de las calles, en las zambombas, en los villancicos, pero también en el ruido de los petardos. Sí, lo que para unos supone un negocio fructífero para esta época, pues en un solo mes pueden vender el 80 por ciento de los ingresos durante todo el año, para otros es un auténtico calvario toda vez que durante todo el día la contaminación acústica se instala en niveles de desesperación.

Detrás de todo, como suele ser habitual en nuestra sociedad, existe un problema de civismo, de educación e incluso de información, que acaba repercutiendo de una manera notable en nuestro día a día.

"Esto es como los coches o los cuchillos, si no sabes utilizarlos o no haces un buen uso de ellos pueden matarte", argumenta Jaume Brau, uno de los responsables de la empresa La Traca, instalada en Jerez desde hace "tres Navidades".

Por esta misma razón, este tipo de empresas y sobre todo las instituciones públicas han comenzado a promover campañas informativas con la idea de acabar con una 'moda' que en más de una ocasión puede provocar situaciones comprometidas. De hecho, y viendo el aumento de la actividad, el Ayuntamiento publicó el pasado año un bando advirtiendo a la ciudadanía de los peligros de este tipo de prácticas y estableciendo duras sanciones contra los infractores.

El bando deja claro que "la manipulación o disparo de cohetes, petardos y en general fuegos artificiales está prohibida salvo que se cuente con autorización municipal expresa. En todo caso se deberán tomar las precauciones debidas para evitar accidentes y molestias a las personas en vías y espacios públicos dentro del término municipal".

Es por ello que las sanciones, en caso de que la Policía Local decida actuar, son especialmente elevadas pudiendo alcanzar los seiscientos euros de multa en muchos casos.

En los últimos años, las autoridades han puesto especial celo en la venta ilegal alertando del peligro que entraña adquirir este tipo de productos en locales que carecen de licencia. No obstante, y a pesar de los exhaustivos controles, todavía existen sitios en los que es posible encontrarlos sin rebuscar demasiado.

Desde la Unión de Consumidores de Andalucía se aconseja que los artículos pirotécnicos que se vayan a vender o poner a disposición del público "deben estar etiquetados de manera visible, figurando el nombre y dirección del fabricante o importador, el nombre y tipo del artículo, la categoría correspondiente y las instrucciones para su correcto uso. Si el artículo pirotécnico no dispone de espacio suficiente para los requisitos del etiquetado la información se proporcionará en la unidad de envase".

Asimismo, se advierte que "la unidad mínima de venta al público será el envase, prohibiéndose la venta de unidades fuera de él". Del mismo se insiste en que "en la zona destinada a la venta, se permitirá la presencia de material pirotécnico colocado en estanterías, estando éstas situadas a una distancia mínima de un metro del mostrador, quedando siempre fuera del alcance del público. Los artículos de pirotecnia no podrán exponerse con carga en escaparates ni estarán al alcance del público".

Esta serie de consejos se cumplen a rajatabla en los establecimientos especializados. Antonio Ojeda, propietario de La Mecha, otro de las dos empresas que opera en Jerez, asegura que "un día y otro también pasamos controles de la Subdelegación del Gobierno y de la Guardia Civil", una circunstancia que "garantiza que el producto salga de la tienda en perfecto estado, mientras que en lugares donde la venta es ilegal se corre el riesgo de que estén deteriorados o no cumplan con la normativa", destaca.

Dentro de ese estricto control aparecen tres categorías, la denominada Clase I, que son productos que sólo pueden ser utilizados a partir de 12 años; los denominados Clase II, destinados a mayores de 16 años, y los de Clase III, para cuyo uso hace falta ser mayor de edad.

Los productos pirotécnicos de Clase I están catalogados como de muy baja peligrosidad y poseen un nivel sonoro insignificante. El ejemplo más característicos de esta categoría son las bombetas, los mini petardos y las bengalas.

Si hablamos de la Clase II, los fabricantes hablan también de "baja peligrosidad" y de "bajo nivel sonoro" y los ejemplos más habituales son los chinos, las fuentes o los voladores.

Por último, la Clase III, son productos pirotécnicos "de peligrosidad media", muy ruidosos que y requieren ser utilizados "al aire libre, en zonas de gran superficie". Los típicos son los denominados truenos y las baterías. Precisamente estos últimos, según apunta Jaume Brau, de La Traca, "necesitan obligatoriamente el DNI para adquirirlos, como así indica la ley".

Sea como fuere, el mal uso de este material desemboca en el malestar de muchos vecinos, hartos de que "se incumpla la normativa". Sebastián Peña, presidente de la Federación vecinal Solidaridad, entiende que en ocasiones "se llega a situaciones molestas porque uno puede entender que se tiren petardos, pero no a cualquiera hora. Además, ya no son como los de antes, ahora parecen ametralladoras. Aquí en la zona de San Telmo, donde yo vivo, es así, no sé en otra parte de la ciudad porque la gente ya ni se queja, está quemada".

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