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Fin a un clamoroso fallo judicial

Ricardi cierra página

  • El portuense preso 13 años por una violación que no cometió se conforma con el millón de euros reconocido · Reprocha a la mujer que le identificó que no se haya disculpado

Llega tarde a la cita porque se ha cortado afeitándose. Un pequeño trozo de papel en la barbilla delata la 'avería' sufrida mientras se acicalaba. Huele a colonia y lleva los zapatos relucientes. Viste un jersey de fondo negro con rayas azules y blancas y un pantalón negro con la raya impecable. No hay duda de que la vida ha comenzado a sonreír a Ricardi. Ha cogido peso. "La buena vida", dice, palmeándose el vientre, más prominente que hace poco más de un año.

Entre su imagen de ahora y la de entonces, cuando aún no había sido indemnizado por uno de los fallos más clamorosos de la Justicia española, dista un abismo. Entonces, se veía obligado a mendigar . Ahora, el ciudadano Ricardi maneja. No para tirar cohetes, dada la dura vida que ha llevado, pero sí para haber podido rehacer su vida con dignidad.

Hace tiempo ya que vive en su propia casa, en un piso de la calle Cruces. No se ha comprado el barco con el que soñaba porque, "como ya nos e puede pescar, ¿para qué quiero el barco, para tenerlo amarrado?". Por Reyes, su novia, Tamara, le regaló un cochecito de segunda mano, "de esos modernos que van sin carné". Hace poco, por el Día de los Enamorados, se han comprado otro, pero nuevo, que se lo están matriculando.

Confiesa que no ha dormido en toda la noche. Y es que anteayer, su abogada, Antonia Alba, fue a su casa para contarle la buena nueva: que su reclamación ha sido aceptada, y que la Audiencia Nacional ha elevado los 555.600 euros que le abonaron el 31 de diciembre de 2010, al millón con intereses.

Contra el fallo, cabe recurso. Pero Ricardi descarta recurrir. Quiere ya cerrar página. "Ya se ha demostrado la verdad, que yo llevaba razón. Y aunque no hay dinero que compense los años que estuve en la cárcel, me voy a quedar así, hasta que Dios quiera recogerme". No tiene ganas de seguir luchando porque sabe que podría tardar mucho más. "¿Y si me muero antes?".

En apariencia Ricardi está bien. Pero la profesión va por dentro. Tiene muchas secuelas de los largos años en prisión. Y ya va siendo hora de mirar adelante. De seguir rehaciendo su vida.

Entre sus planes más inmediatos, está casarse con su novia. Aún espera que le concedan el divorcio de su anterior mujer, Carmen, que le dio un hijo, Ángel, "que ahora vive conmigo". Tiene de una relación anterior con una mujer llamada Carmen una hija propia, Macarena, y otra más mayor, Pilar, no suya pero como si lo fuera. Con ellas y sus nietos (uno de 11 años de Pilar, y uno de un año de Macarena), con su hijo Ángel y sobre todo, con su hermano Ricardo, hace su vida.

A su parque del alma, al parque Calderón, donde comenzó todo (allí pernoctaba bajo el antiguo puente él, 'El Caballito'´de la espalda dañada, cuando fue detenido en 1995 por la violación que no cometió), sigue volviendo a diario.

Mirando al frente posa para la foto, pero insiste en que salga su hermano Ricardo, su asesor para todo, el que le aconsejó que no se comprara un piso más caro. Y el que ahora quiere que, cuando llegue la nueva remesa de dinero, se compre una parcelita, un chalé, y lo alquile hasta que esté pagado.

Ahora, cree algo más en la Justicia. Pero no olvida. "Con todo el dolor de mi corazón" ha seguido el reciente juicio contra los dos jerezanos condenados por cometer la violación que se le atribuyó a él, y otras nueve más, entre 1995 y 2000 en municipios de la Bahía. Sabe que les han caído "un porrón de años", pero también que no van a cumplir ni 30.

Finalmente, asegura que "no le guardo rencor" a la mujer que le identificó como uno de los violadores, "aunque no se ha portado muy bien conmigo. Debiera haberme pedido disculpas. Yo no la conozco ni la he visto nunca, pero debiera haberme mandado una carta de disculpa".

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