Crespo y Sloan, en el arte está la salvación

El jerezano Crespo Laínez expone en Pescadería Vieja un conjunto de obras que recrean la vida e inventos de Alejo Sloan Una muestra de genialidad

Crespo Laínez, con una de sus creaciones ayer en la inauguración de la muestra en Pescadería Vieja.
A. Cala Jerez

15 de noviembre 2014 - 05:00

Convertir mocos en diamantes, un chicle crece pelo (no compartir), un hogar dentro de una vaca, píldoras para no decir tonterías o para quedarse con la cabeza en blanco durante seis meses, una crema familiar para mirar todos al infinito, una chimenea para evitar echar el humo del tabaco por la boca... Sin duda, en el arte está la salvación y en el buen humor, mucho más. Nunca le han faltado ninguna de las dos cosas al artista jerezano Carlos C. Laínez. Y si aún alguien lo duda, o no, queda patente en su nueva exposición, 'Doctor Alejo Sloan. La ciencia y la mecánica al servicio de la humanidad', inaugurada ayer en Pescadería Vieja.

Una muestra que gira en torno a la figura del Doctor Alejo Sloan. Un hombre fraguado en la mente de Crespo, que no se sabe ni cuándo nació, ni dónde exactamente... Al menos, así lo asegura el inventor en una entrevista a la revista Life, que da comienzo a la exposición, y cuyas declaraciones se van intercalando a lo largo de la sala. En ella confiesa que nació en el zepelín de papá. Su madre y su padre murieron durante el parto y él fue viajando a la deriva durante años. Sobrevivió a duras penas, hasta que el globo dirigible se posó suavemente sobre la tierra. Así que cuando se bajó de él, no sabía realmente qué edad tenía.

Un creador de productos imposibles para solucionar la vida de las personas, que se estrenó siendo aún un niño cuando consiguió sacar del agua a sus dos carpas y las llevó a pasear. Hasta que vio que se pusieron tristes, las soltó y echaron a volar. Locura tras locura que le llevan a crear la primera factoría Sloan, en la que inventa una píldora que reduce de estatura al hombre, "porque a él le gustaba viajar en barco y aviones de papel. Sin embargo, la idea no funcionó", cuenta Crespo. Pero el doctor no ceja en su empeño y probando y probando, obtiene un primer éxito comercial: el 'animal beauty'. La muestra tiene diseños gráficos de anuncios de los inventos aparecidos en prensa, cartelería, cuadros de clientes agradecidos con un comentario de lo que piensan de estos productos, y fotografías incluso del agobio de la telefonista cuando no dio abasto con los pedidos. La exposición muestra también un panel de control, incluso la sala en la que se testaban los inventos. A los voluntarios, el doctor Sloan les regalaba tazas en las que ponían "fui testador de Alejo Sloan y vivo para contarlo" y otra que se le daba a los herederos, como detalle por colaborar. Porque Sloan pensaba que por qué testar con animales si se puede con humanos.

Son inventos disparatados que tienen su origen en un blog que el propio Laínez creó hace unos años. En él daba a conocer sus ideas, "una mezcla entre el siglo XVIII y los años 50 del pasado siglo. Pero lo paré, aunque tenía muchos seguidores. Incluso mis supuestos clientes opinaban sobre mis creaciones", confiesa Laínez. "Me apetecía -dice Crespo- hacer algo diferente en Pescadería Vieja, pero se me ocurrió rescatar a Sloan. Incorporo pintura, dibujo, grabado, diseño gráfico, escultura y vídeo creación. No sé si será mi exposición más completa, pero la más complicada seguro porque esto es un puzzle. Sí, en el aspecto formal es la más completa porque por ejemplo yo dibujo nunca había expuesto. Me ha gustado eso de rescatar de Internet para sacarlo a la realidad". Trabajos en los que dice que también tiene una larga lista de agradecimientos, sobre todo, para las estructuras, en las que ha recibido la colaboración de mucha gente. "Ahora tengo ganas de retomar el blog porque se me han quedado muchos inventos en la cabeza", dice Crespo.

Los espectadores de la exposición tienen la posibilidad de fotografiarse junto al doctor Sloan, ya que Crespo ha instalado una maqueta del personaje. Un nombre que tiene su origen en el linimento Sloan, "sí, el tarro del tío del bigote, y ya entonces, de niño empecé a imaginarme a este señor. Me aseguré en Internet de que nadie se llamara Alejo Sloan, y me lo quedé", asegura el creador del personaje.

Un inciso en la exposición a través de un vídeo relata cómo Sloan llegó incluso a desaparecer durante un tiempo. Y es que fue secuestrado y se cuenta cómo fue su rescate. Una vez que regresa, y después de tanto éxito, ya crea la mega factoría y continúa con inventos como el 'body robot', el transporte del futuro que no contamina, el chicle capilar, el aumenta-dedos, el hombre-lavadora, píldoras para ser invisibles, la radio en color... "La gente hace también muchas locuras hoy por estar bella", recuerda Crespo.

Y aunque todas las ideas parecen insuperables, Sloan cierra la exposición con el que considera que ha sido el mejor de sus inventos: la máquina del tiempo. En ella desaparece pero, atención, nos escribe en una nota que estemos tranquilos porque, "un día volveré, no sé si hoy, mañana o ayer, pero volveré".

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