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Vi Tío Pepe Festyival

50 años después, Ian Anderson sigue haciendo joven a Jethro Tull

  • Impactante, sólido, sorprendente el sonido Jethro Tull actual conserva la frescura de los primeros tiempos

  • Una solo nota de Ian Anderson a la flauta vale más que mil imágenes

Con la flauta en los labios, y la música sonando ya, saltó al escenario Ian Anderson, el líder del mítico grupo inglés de rock, Jethro Tull que, a su manera, contribuyó a revolucionar la música a finales de los 60 y principios de los 70.

Jethro Tull era un agricultor inglés avanzado, inventor de la sembradora, e Ian Anderson y sus compañeros de 1968 adoptaron este nombre para el grupo, como sugerencia de su mánager de entonces. Y hasta ahora. Desde entonces, por la banda han pasado músicos como para formar dos equipos completos de fútbol, según cuenta Anderson, que dice que son como una gran familia, en la que él es el único que ha estado siempre en activo.

En el siglo XXI ir a un concierto de los Jetrho Tull, precursores del rock progresivo-folclórico, e incluso con alguna influencia sinfónica ('Thick as a brick' por ejemplo), no significa ni mucho menos lo mismo que haber podido ir a uno de sus macroconciertos en los principios de los 70. Hoy viene a ser una mezcla de nostalgia, con inquietud cultural: la de ver en directo a quienes han escrito parte de la Historia de la música del siglo XX. Historia con mayúsculas. Entre el público de aquella época y el de ahora, tal vez la única diferencia sea, que ahora tenemos 50 años más… y también que somos bastante menos…

En las bodegas González Byass vimos un Ian Anderson de frente despejada, demasiado despejada, y con gafas, una imagen muy diferente del joven Anderson con melenas, y mirada desafiante en los escenarios de principios de los 70. Aunque no paró ni un momento en el escenario, dando saltos, y haciendo sus peculiares poses acrobáticas con la flauta, su voz ya no es la de antes, y ha perdido casi totalmente sus cualidades de barítono, costándole bastante llegar a los agudos. Pero la magia de la música que compusieron hace 50 años, hace que, nada más arrancar la primera melodía a su flauta, compruebes que una sola de sus notas musicales vale más que mil imágenes.

El sonido Jethro Tull del siglo XXI sigue siendo impactante, sólido, sorprendente y conserva la frescura de los primeros tiempos. La banda, en la actualidad formada por cinco músicos, incluido Anderson, está dirigida musicalmente por John O’Hara quien toca los teclados y hace voces. A la guitarra Florian Opahle, una auténtica máquina de hacer riffs con la Gibson Les Paul y de clavar el sonido Jethro Tull. Al bajo, David Goodier que también machaca como máquina, y a la percusión Scott Hammond, quien consigue meter contratiempos sin parar, a la música de Anderson.

El concierto tuvo dos partes. La primera, fue para el recuerdo de los primeros trabajos discográficos, sobre todo del año 1968 y 1969, cuando vieron la luz su primer álbum, 'This Was', y el segundo, 'Stand Up'. En la segunda parte fueron temas de los años 70 los que se interpretaron.

El concierto empezó con 'For a Thousand Mothers' (1.000 Mothers) del LP 'Stand Up', que provocó de inmediato los aplausos del numeroso público asistente. Después 'Love Story', un tema huérfano de Long Play, que vio la luz como single. Le siguieron cuatro temas del LP 'This Was': 'A Song for Jeffrey', al que le dedicó unas palabras con alguna referencia histórica; 'Someday the “Sun…'; 'Dharma for one' y 'Beggar’s Farm'.

Ian presentó entonces su siguiente tema, uno de los más populares, 'Bourée', una pieza musical de J. S. Bach, que Ian Anderson versionó magistralmente. Estupenda interpretación, haciendo voces entre la flauta y la guitarra eléctrica, en un alarde de complicidad y perfecta ejecución “a tempo”. Excelente.

Luego el tema 'Sweet dream', también huérfano de LP, publicado en un single, y una interpretación fenomenal de 'My God', del mítico 'Aqualung', tocado por Ian a la guitarra acústica. Cerró la primera parte con un trocito de 'Thick as A Brick', que puso en pie al respetable.

Lo más conocido de Jethro Tull se reservó para la segunda parte, que comenzó con el famosísimo tema 'Too Old to Rock’n Roll Too Young to Die', seña de identidad por mucho tiempo del sonido de la banda inglesa. Le siguió el también famosísimo 'Pastime in Good Company', basado en una antigua partitura musical atribuida a Enrique VIII de Inglaterra. Sublimes las voces que fueron capaces de sacarle al dúo guitarra-flauta. 'Songs for the Wood', 'Heavy horses', 'Warm sporram', 'Farm on freeway', 'Aqualung' y 'Locomotive Breath' fueron los temas finales.

En fin, un concierto entrañable, largo, denso, descriptivo de casi toda la historia de Jethro Tull, con un Ian Anderson que mantiene viva la música de Jethro Tull, haciéndola joven con su flauta, su guitarra, y sus excentricidades en el escenario, porque es una música que nunca nació para ser mayor.

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