Una vuelta más
Jesús Benítez
Un libro por los milagros de la catedral
–Tecleo ‘José Mercé’ en ‘Google’ y aparecen unas 4.700.000 entradas con referencias...
–La verdad que me estás dejando alucinao, yo la verdad que no pensaba que fuera así... Si es cierto que el otro día un amigo me hizo una cosa de Internet y salió que no sé cuántas personas me veían cada no sé cuántos segundos. De eso no entiendo mucho pero alucino muchísimo. ¿Cuántos millones has dicho chiquillo?
–4,7 millones... ¿Y está dispuesto a hacer aún más ‘ruido’?
–Siempre que hago un nuevo trabajo pongo todo mi corazón, toda mi alma, y lo hago con la intención de que a la gente le llegue y se divierta con lo que hago. Me siento sobre todo muy feliz cuando la gente del día a día me ve por la calle y me dan el abrazo de verdad y me saludan con cariño. Es lo que más me importa. Soy una persona para la que lo del artisteo, el estrellismo, el divismo, el número 1 ó 2..., no existe. Lo que trato de hacer es bien mi trabajo, dentro de mis posibilidades.
–Describa el nuevo trabajo en pocas palabras.
–Tiene una parte muy importante, sobre todo, de guitarra. Hay temas con guitarra y voz nada más, y la verdad que tiene su poquito de sabor. Hay un tema con el que me he empecinado, Contigo, que es una letra maravillosa que sólo tiene guitarra y voz.
–¿Mantiene los mismos esquemas musicales de sus discos más reconocidos?
–Está en la misma onda, pero va a ser muy sorprendente.
–¿Vamos a escuchar a un nuevo José Mercé?
–Vamos a escuchar a un Mercé más asentao, como dirían los viejos. Un Mercé más con los pies en el suelo, como hacen los grandes toreros cuando plantan los pies y no se les levantan. El disco la verdad que es arriesgado.
–De nuevo vuelve a contar con Isidro Muñoz para la producción y las letras, ¿es el único que sabe siempre lo que quiere?
–Hombre, Isidro y yo nos conocemos de toda la vida, hace mucho tiempo. Es una de las cabezas pensantes más importantes que hay en el flamenco hoy en día. Los discos son muy trabajados, le gustan las cosas muy bien hechas. Ytiene un oído que no tiene nadie. Somos diez en el estudio, hay una milésima desafinada y no lo ve nadie, ni el propio técnico. Él sí lo ve.
–La exigencia es máxima...
–Es máxima, es máxima. Isidro trabaja al máximo para que el disco no tenga altos y bajos. Además, con los temas le pasa igual. No da cualquier tema sino que trata de que el disco no se vea nunca vacío, que todos los temas estén en la dinámica del trabajo, que todo tenga que ver.
–Las letras de ‘Confí de fuá tenían mucho de denuncia social, ¿hay un ‘leit motiv’ en ‘Ruido’?
–No. En este nuevo trabajo nos ha dado más por el corazón. No nos hemos querido meter en honduras, ya hay bastantes historias con la crisis y los líos. Lo hemos querido hacer divertido.
–¿Y puede adelantar ya qué popular tema va a versionar en esta ocasión?
–Ese secreto lo voy a guardar hasta última hora (risas).
–¿Qué le queda por experimentar en esto del flamenco?
–Muchísimo. Cada día saco algo nuevo. Estoy terminando este disco y ya estoy pensando en otro. Por fortuna, tengo ese ansia por seguir, esas ganas por hacer. El día que no me sienta así, apaga y vámonos, me quedo en casa. Mientras tenga estas ganas de hacer cosas y esta ilusión, sigo.
–¿Le sigue cosquilleando la barriga al subir al escenario?
–Me sigue dando taquicardia. Antes de subir me tomo mi té con limón y miel, pero es cierto que el día que no tenga taquicardia, que no me pase eso encima del escenario, ya no estaré.
–Pongamos por caso que usted en el flamenco es Cristiano Ronaldo, ¿Moraíto sería Kaká? Qué forma de acompañar...
–(Risas) Tanto monta Morao como yo, yo y Morao... Nosotros lo que tratamos es de hacer las cosas muy bien hechas, de ser honestos con nosotros mismos, llevar siempre un trabajo al escenario con mucha dignidad y que el público se divierta. No queremos grandes entendidos, ni somos los que sabemos más que nadie. El ay es como lo hago yo porque lo siento así, y no pretendemos dar clases de nada ni saber más que nadie. Tenemos ese don, venga de donde venga, y lo llevamos en los genes y en la sangre. Lo que nunca vamos a pretender es saber más que nadie. Sólo sé que no sé nada, qué gran frase.
–Pero reconózcalo, ha logrado hacer lo que le da la real gana en este mundillo tan complejo...
–Afortunadamente (risas). He arriesgado mucho y si estuviera en esta profesión sin arriesgar hace mucho que me hubiera retirado. No sé qué es ortodoxo y qué es purismo. En Jerez se sabe hasta de lo que no hay. Hay muchos mentideros en el mundo del flamenco, parece que se han cogido un libro de Petete o no sé. El blanco y el negro están siempre ahí, pero nosotros lo que tratamos de hacer lo hacemos con mucha dignidad y pulcritud, sin dejar de respetar las bases del flamenco. Soy un cantaor gitano, y haga un blues, jazz o una canción de Los Beatles, me sonará flamenco siempre. Y de eso tampoco se puede alardear.
–La regla de oro, en todo caso, es dar al público lo que pide.
–Siempre hacemos lo que nos piden. Para mí, siempre lo he dicho y lo diré, quien manda es el público, el que paga su entradita.
–¿Cuánto más arriba está, más hipocresía nota que hay?
–Yo no vivo el mundo del artisteo. Esa historia no la he vivido nunca. Esto es mi profesión, me encanta y me va bien, afortunadamente. Qué más puedo pedir. Hombre, reconozco el que viene a darme el abrazo de ojana. De esas historias ha habido muchas. Entiendo que los propios compañeros que me criticaron, resulta que han hecho al final lo que han criticado al subirse en los escenarios.
–Dejo dicho de usted el gran Chano Lobato, que en paz descanse, que admiraba su “forma de vender”, su “frialdad de cuello”y su forma de “dominar al monstruo de siete cabezas”...
–Chano era una maravilla. He tenido la suerte de convivir con él muchos años. Yo era muy jovencito y en este mundillo hay quienes se ponen el caché ellos solo cuando le dicen:‘cántame un fandanguito’. Siempre he sido una persona muy realista, con los pies en el suelo...
–¿Pero usted ha dado con la fórmula de la ‘Coca-cola?
–(Risas) No es normal que un cantaor de la estirpe de la que vengo, con estos genes, le dé la vuelta a esto y lo ponga al día.
–Por cierto, el Gobierno subirá el año que viene el IVA, otro palo para la industria discográfica...
–Ese mundo ya ni lo tocamos. Creo que las casas de discos están en un punto en el que no les doy más de cuatro o cinco años. Habrá que buscar otras soluciones, otras formas... Ynosotros que ya estamos hechos... pero imagínate la gente que empieza. Lo tienen muy crudo, muy crudo. No hay posibilidad ninguna de que las casas de discos puedan vender un producto nuevo con gente desconocida.
–Doctor Mercé, diagnostique el estado actual del flamenco.
–Veo mucha gente joven, mucha gente que hace cosas importantes, pero realmente soy de los que digo que quiero que salga un eco, alguien con madera, con perfume. Desgraciadamente, desde mi época para acá no encuentro esa persona que marque un futuro del flamenco más clásico. Hay gente joven que hace cosas importantes, pero es más mecánico, de estudio, no es natural. Necesito que salga alguien natural. Aprender tenemos que aprender todos y estudiar tenemos que estudiar todos, pero hace falta ese algo, un por qué, algo que te motive... Veo que se saben todos los cantes, pero no veo chispa.
–No será que la sociedad cada vez tiene menos ‘pellizco’...
–Pienso que sí. Me parece que es muy importante ese factor. No sé adónde estamos yendo en esta sociedad. No sé si serán las comías o no sé...
–Falta más berza...
–(Risas)Sí, sí, falta más berza...
–Hay poca comunicación...
–Antes era muy importante la comunicación, los barrios, las casas de vecinos... Yo me fui con trece años de Jerez pero toda mi vivencia eran juergas en las casas de vecinos. Todo está más disperso en las barriadas.
–Sigue pendiente su antología. Dijo que la presentaría en 2006, coincidiendo con la inauguración de la Ciudad del Flamenco, pero al ritmo que va la obra...
–Vamos a ver... El problema es que la voy a hacer yo. Esa es otra historia.Desde aquí le mando un recadito a los más puristas, a los más ortodoxos, a los que dicen que les gusta el flamenco, pero a los que les veo muy poca motivación. Es un reto personal mío y la voy a pagar yo porque las discográficas no tienen dinero.
–Después de su arrebato madridista, ¿le prohiben entrar en el Palau de la Música?
–Hombreee, claro que no. Además, no sólo eso sino que cuando termino el espectáculo me dicen que cante el himno del Real Madrid (risas).
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