Posiblemente por la gran superficie de suelo que a partir de 1730 empiezan a ocupar las bodegas tanto en la zona intramuros como en los arrabales, la ciudad experimentó una gran necesidad de suelo para absorber su propio crecimiento, adelantándose a los desarrollos ordenados que se realizaron en otras ciudades a partir del siglo XIX con los llamados "ensanches". Estos aplicaron una trama geométrica sobre suelos apenas ocupados hasta entonces por las huertas y las fincas de recreo que envolvían a las ciudades. Jerez se adelantó una vez más, pero en este caso no pudo gozar de las cualidades urbanas de la ciudad burguesa que esos crecimientos ordenados generaron. De esta forma, existen muchas contradicciones en los espacios urbanos creados alrededor del centro a partir de esa fecha. Uno de ellos es el del mercado de la ciudad. Instalado inicialmente junto a la calle Corredera, en el llamado compás de San Francisco, saltó más adelante al solar del antiguo convento, pero en ninguna de las sucesivas operaciones de reforma urbana se consiguió una ordenación del espacio rotunda, indiscutible, definitiva... Todavía estamos en ello.