Programación Guía de la Feria de Jerez 2024

Línea de fondo

Santiago Cordero

Santiago.cordero@jerez.es

Las reglas del juego

Todos los deportistas deben acatar el reglamento

Siempre me he considerado un gran amante del deporte a la vez que un deportista mediocre, aunque eso nunca fue óbice para que practicase y disfrutase en plenitud de muchos de ellos. Balonmano, fútbol, baloncesto, rugby, fútbol sala, voley e incluso un verano practiqué waterpolo, además de otros muchos deportes individuales. Cuando desde niño te inicias en la práctica deportiva, aunque fuera en el patio del colegio o en las calles de tu barrio, lo primero que debías saber es que había una reglas de obligado cumplimiento para todos los que estuviésemos jugando.

En esas edades tempranas, nosotros éramos jueces y partes, pero salvo alguna peleílla, ante cualquier discrepancia en el desarrollo de un lance o en la aplicación de una norma, al final llegábamos a un consenso y seguíamos jugando. Normas había de las más variopintas: la pared vale, penalti que entra gol, a las cinco canastas entra otro equipo y cosas por el estilo que acordábamos antes de empezar a jugar, garantizando el normal desarrollo de los partidos. Incluso en esos partidos que duraban toda la mañana de los sábados, por muy abultado que fuera el marcador a favor de uno de los contendientes, cuando se escuchaba a una madre llamando a un de los jugadores porque era la hora del almuerzo, siempre había alguien que proclamaba "quién meta gana".

Después, cuando te federas, descubres la importancia de las reglas del juego, desde las fichas federativas, los arbitrajes, los marcadores y el desarrollo formal del juego en cuestión. Descubrías que las infracciones por lo general se acababan pagando y que había que intentar ganar respetando dichas normas.

Es cierto, más aún es nuestro país, que siempre ha existido la picaresca, intentar engañar a los árbitros y exprimir al máximo en beneficio propio los límites legales. De hecho, unas veces era culpa del niño, pero en ocasiones este estaba espoleado por entrenadores o padres. Pero el caso es que sabías que la competición tenía sus propias reglas del juego.

A nadie se nos ocurría cambiar las normas cuando en mitad de un partido las cosas no nos salían como deseábamos. Era absurdo pensar que si íbamos perdiendo un partido oficial de fútbol pongamos 5 a 0, que decidiéramos coger el balón con las manos y nos los fuéramos pasando hasta marcar un gol. Simplemente no tenía, ni tiene ningún sentido.

A lo máximo que se podía aspirar es que cuestiones puntuales del juego, en el intento de mejorarlo, los entes adecuados cambiases algún tipo de regla. Como pasó en el baloncesto cuando tras meterse el Real Madrid una canasta en su contra, obligó al organismo correspondiente a prohibir este tipo de acciones en el futuro para preservar el juego limpio.

De igual forma, ahora si no nos gusta la Constitución Española en cualquiera de sus artículos, cambiémosla de acuerdo a la normativa vigente, pero si no lo hacemos, hay que respetar las reglas del juego aunque no nos guste el desarrollo del partido.

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