Programación Guía de la Feria de Jerez 2024

Una sensación de bienestar, de sonrisa, de alegría, se fue produciendo a medida que se desarrollaban los tres actos y los “bis” del Ballet Nacional de Cuba. Los asistentes al Teatro Villamarta, aplaudimos a cada pieza del ballet El Quijote de la Mancha. Cada pieza acompañada por una buena sonorización, encajaba a la perfección con la maestría de los y las bailarinas. Los pasos casi de 180º verticales, casi imposible de que un cuerpo humano pueda llegar a esos alardes físicos y no caer a plomo. Unos danzantes elegantes, simpáticos, que cada pieza musical la elevaban a la ingravidez, aunque tocando el escenario.

Varias músicas con recuerdo a bailes españoles, vestimenta recordando diversas regiones; un truco escénico con la resurrección de Quijano, (me sorprendió)

Alicia Alonso, de pequeña acompañó a su padre a Jerez y tuvo ocasión a acercarse al flamenco en el año 1929. Estudió danza y volvió a Jerez en 2013 y se adentró en el flamenco.

Fidel Castro, la llamó en La Habana y le pidió que organizara el Ballet Nacional de Cuba y con su trabajo organizativo y su valía como bailarina paseó el prestigio de un teatro de un pueblo bloqueado por EE.UU. de América.

Sé lo difícil que es el compás de pies, manos, caderas, cabeza, brazos, en unas bulerías, tan populares, en unas soleares… Los espectadores ante una obra bien ejecutada nos sonreímos, exclamamos, aplaudimos y eso ocurrió en el Villamarta. Cada pieza fue aplaudida, todos contentos; artistas y espectadores. Gracias bailarines, gracias Alicia Alonso, fallecida; y gracias, Fidel Castro, también fallecido.

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