Álvaro R. Doña

Volvimos al albero

Jartible

10 de mayo 2022 - 01:34

Caballos, albero, locura, vivencias o alegría. Cualquiera de estas palabras puede definir lo que está ocurriendo y ocurrirá estos días en el Real del González Hontoria. Han sido más de 1.000 días de espera para volver a disfrutar de una semana grande en Jerez.

Tantos han sido que ya casi no recordábamos los abrazos con ese amigo que solo nos encontramos en las caseta de Feria. Tampoco nos acordamos que son tantas las formas de vivirla, que cada uno disfruta a su manera, sin molestar al de al lado.

Cuando era pequeño, mi abuelo me llevaba al tren de los escobazos. La ilusión se dibujaba en su cara cada vez que me veía en ese tren, tratando de quitarle la escoba a ese señor que nos daba escobazos, pero sobre todo alegría. Era él, y ahora lo son otros, el más feliz del mundo.

Cuando era adolescente, aún recuerdo las risas, la primera salida con mis amigos, buscando una caseta barata yendo a por rebujito a la temida calle de la Juventud. Eran tantas las leyendas que se contaban sobre ella, que el miedo y el misterio que pasábamos al recorrerla lo hacían todo más especial.

Ahora que no sé si soy niño, joven o adulto, el disfrute es ver a aquellos que vuelven a casa para disfrutar la fiesta con nosotros. Ir de caseta en caseta viviendo nuevas experiencias es algo especial, distinto, por las veces en las que los echamos de menos.

Sea como fuere, está claro que cada uno disfruta a su manera. A pesar de los gachós que se empañan en agrandar la nube con sus grises actuaciones, la Feria del Caballo ha vuelto para demostrar, una vez más, que Jerez y su gente juegan en otra liga distinta al resto.

Y, aunque han pasado tres años desde que vivimos nuestra última Feria, realmente parece que el tiempo no ha pasado. Todos tenemos tres años más, pero la imagen es prácticamente la misma: enajenación mental que aparta la rutina y que nos hace recordar que seguimos aquí, vivos y coleando, después de todo.

Disfruten de la semana.

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