Engañabobos defensivo

Nos están engañando. Menos el tema del calor del verano que es lo más auténtico. A pesar de lo del cambio climático que lo trampistas niegan. Todo lo demás no deja de ser una pantomima metafórica sobre las diferentes realidades de nuestra existencia.

Está más que claro que lo del fiscal general del estado es otra jugada maestra de las altas instancias para saborear la lujuria del poder. Suena más que creíble que los de las crisis humanitarias tendrían sentido ser denominadas así, si no se pudieran prevenir o si no pudieran tener solución previa. No de otra manera se explica que las guerras, los exterminios y los altos el fuego se pudieran considerar maniobras de distracción engañosas.

Está claro que el poder ir a las playas por la A49 o la AP4 es un engaño turístico de primer orden, una odisea que solo alguien en su sano juicio no debería intentar y que nos hace sentirnos a expensas del azar.

Nos engañan con el precio del gasoil en las gasolineras, con los impuestos de los alimentos básicos del día a día o con los precios de las compañías eléctricas ahora que necesitamos tener algún chorro de aire fresco en nuestras casas. Nos tratan como gilipollas con los telediarios, los programas informativos y las noticias de las redes. Nos consideran palurdos cada vez que tenemos que llamar a una compañía telefónica o algún que otro portal de internet para hacer alguna pregunta o darnos de baja. Somos carne de cañón cada vez que nos acercamos a cualquier centro comercial para poder defender derechos u obtener alguna respuesta coherente sobre esa prenda a devolver.

Estamos rodeados de estafadores. De soplagaitas. De falsificadores. De timadores. Vamos por el mundo a la defensiva pensando que el de enfrente está haciendo todo lo posible por colarnos la trola. Esto es lo que tenemos. Y así nos va.