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Entrar en la cárcel

Cuando entre el último se cerrará uno de los juicios más hirientes de la política andaluza, el de los EREs

Odia el delito y compadece al delincuente. Viendo las imágenes de la consejera de Economía del gobierno de Griñán, Carmen Martínez Aguayo, entrando en los juzgados de Sevilla digna y seria, como si entrara en la cárcel injustamente, lo he sentido como una verdad completa. También dieron imágenes de Antonio Fernández, de Francisco Vallejo y de otros entrando en la cárcel. Odia el delito y compadece al delincuente. En el caso del jerezano, recordando el poder que tuvo hace años en la provincia gaditana, sobre todo en Jerez. Todo, al parecer, pasaba por su aprobación o denegación. Antonio ha dicho, decían los subalternos. Palabra de Ley. Ya han entrado todos. Sólo el presidente Griñán pende del hilo de la decisión del Tribunal, que ha ordenado el informe del médico forense para demorar su entrada si el tratamiento del cáncer que padece lo exigiera. Cuando entre el último, se cerrará uno de los juicios más hirientes de la política andaluza, el caso de los EREs, que ha encerrado a la cúpula del partido socialista, y ha condenado a dos presidentes socialistas de la Junta de Andalucía. Odia el delito, pues. Compadece al delincuente. ¿Qué pasó? ¿Ha quedado claro a todos? Sería cuestión de ir preguntando. Hay un sobrehilado de informaciones inconexas en todo esto, un juicio larguísimo y accidentado, tras una instrucción llena de sobresaltos y una sentencia de muchas páginas que no todos han entendido. Con las consecuencias de este goteo de dirigentes socialistas e importantes consejeros de la Junta entrando en la prisión. El dinero mal empleado no se ha recuperado. Una cantidad realmente pequeña de los más de 600 millones de euros tan sólo. Pasa siempre, el dinero se esfuma. La gente normal y corriente se comporta como si lo supiera todo, son los significados los que se rasgan las vestiduras. Y, en general, el dinero que no pasa al bolsillo propio para muchos no es dinero robado ni malversado. ¿Mal empleado? Lo que se acuerde pero robado, no. Digo que no conozco a nadie que piense que Griñán se lo haya llevado a su casa, ni Carmen Martínez Aguayo. ¿Mala custodia, mal empleo? Es otra cosa. Es más. Tengo amigos, amigos a su vez de Griñán, que ponen la mano al fuego sobre la honradez del ex presidente. Pero ahí está la sentencia bien explicada, el fallo tras muchos considerando. Dice lo que dice, y por esto se fallan los años de cárcel y de inhabilitación para cargo público. Algún día se cerrará este libro amargo de Andalucía. No se debió haber escrito.

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