
Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Escribir para quién
Punto de vista
SEGÚN el diccionario son tahúres las personas duchas en los juegos de azar y , por extensión, los que aprovechando sus habilidades en el juego, hacen fullerías. Fue Alfonso Guerra el primero que aplicó el calificativo a los políticos, llamando "tahúr del Misisipi" a Adolfo Suarez, a la sazón presidente del Gobierno. Luego matizaría que la frase se había sacado de contexto. Démoslo por bueno y rebajemos el calificativo a "encantadores de serpientes" para los políticos que van de farol, simulando más juego que el que tienen.
Jugar de farol es la actitud que me parece ha adoptado el líder del PSOE, Pedro Sánchez, a la vista del resultado de las elecciones generales, recién celebradas. Y no me refiero a que en la rueda de prensa posterior a conocerse los resultados dijera, nada menos que tres veces "hemos hecho historia", cuando había obtenido los peores resultados en la historia de su partido. Ya Cebrián, en un artículo del El País se ha encargado de señalárselo. Donde más claro va de farol es que, sin esperar a que el PP y Rajoy, como partido más votado, puedan fracasar en su intento de formar gobierno, emprenda una frenética actividad, ideando coaliciones y formulas que le permitan gobernar. A ellas se agarra como tabla de salvación, para evitar el naufragio de su corta y, hasta el momento, nada brillante carrera política. En pocos días ha comparecido en rueda de prensa, después de una reunión de su comité ejecutivo y ha sido entrevistado, con extrema amabilidad, en la Cadena Ser y en la Sexta, por periodistas, muy incisivos y respondones, para con los que no son de su cuerda y ha explicado cómo va a llegar a ser presidente del Gobierno, una vez que Rajoy fracase. Aunque se ha doctorado en ciencias económicas no parece dominar la aritmética elemental y hasta su compañera de partido, Susana Díaz, se lo hace saber al declarar que al PSOE no le salen las cuentas.
Aunque solvente la exigencia del referéndum de autodeterminación que le impone Podemos para votarle, cambiándola por una simple promesa de reforma futura de la Constitución y haya ofrecido A C's, para obtener su voto positivo, un pacto de ocho puntos saben perfectamente todos los que se sientan en el Congreso de los Diputados que cualquier reforma de la Constitución vigente necesita del consentimiento del PP, porque tiene mayoría absoluta en el Senado y más de un tercio de los diputados del Congreso. La actitud de Sanchez, negándose a escuchar a Rajoy y a tantos otros que se lo aconsejan, es infantil, porque cuando los independentistas le oyen hablar de reforma de la Constitución, saben que va de farol.
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