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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Vuelva usted mañana… Si vive

Es una vergüenza que 179.244 personas estén a la espera de la dependencia y 40.447 murieran esperándola

En la viñeta de Miki y Duarte se veía ayer una anciana atendiendo a su marido enfermo. “¡Qué injusto! –dice– ¡Tantas atenciones a los independentistas y tan pocas a los dependientes!”. En la parte superior se reproducía esta noticia: “Casi 180.000 personas están a la espera de recibir atención a la dependencia y más de 40.000 murieron en 2023 esperándola”. El compañero Miguel Lasida trasladaba las cifras a Andalucía: 8.771 andaluces fallecieron entre diciembre de 2022 y noviembre de 2023 esperando en la lista de la dependencia sin ser atendidas. “Esta cifra –puntualizaba– supone el 21,7% de los 40.447 españoles muertos aguardando una resolución de las administraciones, en el limbo administrativo del ni sí ni no, ni sabe ni contesta”.

Son datos aportados por el XXIV Dictamen del Observatorio Estatal de la Dependencia, elaborado por la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales. La única buena noticia es que la lista de espera de 2023 se redujo en 21.008 personas con respecto a 2022. Todas las demás son negativas: 179.244 personas están a la espera de recibir atención a la dependencia, número que se multiplica por mucho si se suma a los familiares que han de atenderlos (el 73% mujeres y solo el 27% hombres: parece que la cuestión agranda la brecha de la desigualdad); 40.447 murieron sin haber sido atendidas, lo que supone que cada día fallecen más de 111 personas dependientes sin haber llegado a recibir prestaciones o servicios. ¿Puede haber peores noticias? Si, la que compromete también el futuro: de seguirse al ritmo del año pasado se tardaría 8,5 años en lograr la plena atención.

Solo si sirviera para agitar la conciencia de los políticos y despertar su adormecida responsabilidad hacia los ciudadanos, y en especial hacia los más vulnerables, esta advertencia podría considerarse positiva. Me temo que no lo será. Hay razones para el pesimismo. No están los tiempos para esperar mucho de la conciencia y el sentido de la responsabilidad de quienes nos gobiernan. La nota la volvió a dar ayer Sánchez al defenderse de los muchos frentes que tiene abiertos utilizando, 20 años después, el 11-M: “La gran mentira del 11-M, es el acta fundacional de su proyecto político de destrucción”, dijo, haciendo lo que tantas veces ha reprochado al PP con respecto al terrorismo etarra. ¿Conciencia? ¿Responsabilidad? Este es el nivel.

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