
Jerez íntimo
Marco Antonio Velo
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EL Tribunal Constitucional ha respaldado la legalización de Sortu al aceptar el recurso de esta organización radical vasca contra la sentencia del Tribunal Supremo que en marzo del pasado año prohibió su inscripción en el Registro de Partidos Políticos. La Sala del 61 del Supremo consideró que Sortu era heredero directo de la ilegalizada Batasuna y, por tanto, un instrumento de la banda terrorista ETA para participar en la vida política democrática. De este modo se impidió que concurriera a las elecciones municipales. Es la cuarta vez que el Constitucional enmienda la plana al Supremo en relación con la autodenominada izquierda abertzale. En mayo pasado, este tribunal vetó igualmente la legalización de Bildu y también fue desautorizado por el Constitucional, que le permitió inscribirse como formación política legal y, como tal, concurrir a las elecciones municipales, con notable éxito. Como en la anterior ocasión, el TC ha legalizado Sortu por un solo voto de diferencia (seis magistrados a favor y cinco en contra). Aunque los recursos de Sortu y Bildu han merecido ponencias distintas, el resultado ha sido el mismo: su plena legalización. En el caso de Sortu el argumento de la mayoría es que su existencia no obedece a una iniciativa de ETA, sino que es resultado del debate interno de la izquierda abertzale, y que se ajusta a las exigencias constitucionales al contener en sus estatutos un rechazo expreso de la violencia, además de suponer un ejercicio del derecho de asociación política de los recurrentes. Hay que tener en cuenta, por otra parte, que entre la ilegalización dictada por el Supremo y su anulación por el Constitucional se ha producido el abandono por ETA de la violencia, aunque ciertamente la organización terrorista no se ha disuelto. Algunos de los magistrados que se han opuesto a la legalización anuncian la formulación de votos particulares, indicativos de la fuerte división del órgano de vigilancia de la constitucionalidad de las leyes, que es reflejo, a su vez, de la división de la sociedad con respecto a los sucesores de Batasuna en cualquiera de sus fórmulas.
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