Los agujeros de Sánchez

La esquina

03 de agosto 2025 - 03:05

Bonanza económica frente a caos político. En este dilema que atenaza desde ya a muchos españoles –los suficientes para hacer que PSOE o PP ganen o pierdan las próximas elecciones–, es oportuno introducir algunos matices que perjudican la posición socialista. Imposible saber en qué grado.

El primero es que el desastre de la gestión política de Pedro Sánchez es singular... y singularmente más grave que los fallos de sus predecesores. Ni Felipe González con los escándalos de corrupción y los GAL, ni José María Aznar con la guerra de Iraq y el 11-M, ni Mariano Rajoy con el la Gürtel y otros desmanes, son comparables con un presidente que, así a bote pronto, ha pervertido la política de pactos haciendo concesiones inasumibles a partidos expresamente inconstitucionales, ha colonizado las instituciones poniéndolas a su servicio (Fiscalía General, Banco de España, empresas públicas, Tribunal Constitucional, RTVE), ha atacado a jueces y periodistas, ha decidido gobernar sin leyes y sin parlamento y ha pretendido zanjar con una pedida de perdón protocolaria y lastimera unos escándalos de corrupción que le tienen cercado. Que afectan no sólo a familiares muy íntimos, sino a sus dos últimos números dos en el PSOE. Sus más directos colaboradores y cómplices en la épica de aquella remontada contra el viejo aparato socialista. Los tres compañeros de viaje de Pedro Sánchez –nunca mejor dicho– compartieron días y noches de lucha antes de las primarias victoriosas. Los tres están procesados (uno en la cárcel) por corruptos y puestos en la picota feminista del PSOE por puteros. Pedro Sánchez no se dio cuenta, al parecer, de quiénes eran. Esto afecta mucho a la credibilidad de Sánchez.

El segundo factor que perjudicará a Pedro Sánchez cuando se llegue a las urnas es que la economía va bien, en efecto, pero con algunos agujeros notables. Hay mucho más empleo, ciertamente, pero es muy elevado el número de empleados precarios y mal pagados. De hecho, seguimos teniendo una de las tasas de jóvenes en paro más altas de la UE. También estamos en los primeros lugares en el ranking europeo de pobreza infantil. El problemón de la vivienda ha empeorado la vida de millones de españoles jóvenes que no pueden ni pensar en emanciparse y comprarse una casa. Incluso el alquiler les está vedado. Un informe de UGT calcula que un trabajador necesita 45 años de media para comprar un piso utilizando para ello el 40% de su salario neto. La mejora de la inflación sirve de poco cuando hablamos de estas cantidades. Los jóvenes se sienten abandonados frente a colectivos más numerosos –y votantes–, como los jubilados, a los que se revalorizan sus pensiones automáticamente. Hay una desigualdad generacional innegable y dañina para la cohesión social. En definitiva, el bienestar económico español bajo Pedro Sánchez presenta algunas grietas.

Es posible que cuando se convoquen las elecciones, sea pronto o tarde, el desastre político multifacético pese más en los votantes que una bonanza económica con agujeros. Y también puedo estar equivocado...

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