Tribuna cofrade

David Puerto Román

Viernes de las Viñas

SENTIRSE viñero es algo que extrapola incluso lo meramente cofrade. Porque los hermanos de la Hermandad de la Exaltación - de los populares barrios de la Vid y de las Viñas – siempre han llevado con orgullo ese sentido de pertenencia. El mismo que eriza los vellos cuando contemplamos a María Santísima de la Concepción Coronada o cuando cruzamos la mirada con el Santísimo Cristo de la Exaltación, el crucificado que nos llora desde la cruz alzada. Hoy es Viernes Santo, uno de los días más bonitos para este sentir de los hermanos de la Cofradía de La Vid. Y, aunque no veamos capirotes y capas que pinten de azul la Ronda de los Viñedos y la calle Magallanes; aunque los hombres no se enfajen y vistan zapatos blancos; aunque las campanitas de sus candelabros no tintineen e incluso no sintamos ese hormigueo al escuchar la Plegaria de Ntra. Sra. de los Ángeles dentro de la Iglesia o el solo de Coronada en las Viñas, este Viernes en Las Viñas siempre será diferente. Es el Viernes que muchas familias se reúnen, para comer pronto y rápido y vestirse juntos. Es el Viernes del sentido de pertenencia de unos hermanos que no fueron siempre de una Hermandad en boca de todos, para bien. Pero el corazón del viñero siempre entendió que del puente para allá no hacía falta entenderlo, sino más bien sentirlo. Y así lo hacen, tal día como hoy los muchos hermanos que caminan a merced de un Cristo vivo con los clavos en las muñecas y que es viva Imagen de Dios en la Tierra; y a los ojos de una Virgen niña con una dulzura incomparable en su mirada. Es el día de los nervios. De las prisas por organizar la Iglesia tras los Santos Oficios. Es el día de las reuniones de ánimo en una Diputación Mayor de Gobierno organizada para diez horas de recorrido. Es el día de las vivencias. Con hermanos. Con amigos. Con vecinos. Es el día de los abrazos tras un buen trabajo y sin duda es el día de Ellos. De los Sagrados Titulares. De esas Imágenes por las que el orgullo se convierte en tradición y la tradición en un saber reencontrarse cada año con la historia. Porque sí, somos de Las Viñas y a mucha honra. Desde siempre. Sin tapujos. Y hoy viviremos una jornada histórica, aun con melancolía, sí. Pero con Ellos. El centro de nuestras vidas y la llave para abrir el corazón a la Vid de la Vida. Es el día para sentir ese orgullo. No iremos al centro. Pero estamos convencidos que ese centro, vendrá a visitarlos. Y a sentir ese inexplicable sentir cuando nos preguntan de qué Hermandad somos. Yo, de Las Viñas. 

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios