Jerez íntimo

Marco Antonio Velo

marcoantoniovelo@gmail.com

Jerez y la excelencia de la triple a: Andrés, Adrián y Ángel

Andrés Luis Cañadas alzando su distinción de ‘Potencia para un Cofrade Ejemplar’ junto a la alcaldesa y hermano mayor de la Viga.

Andrés Luis Cañadas alzando su distinción de ‘Potencia para un Cofrade Ejemplar’ junto a la alcaldesa y hermano mayor de la Viga.

Hay convocatorias cofradieras metidas de hoz y coz en el tiempo veraniego que, si nos pillan a tiro, jamás debiéramos pasar por alto. Días atrás he hecho alusión al frescor -formativo y climatológico- propio de los Veranos Nazarenos en el patio de San Juan de Letrán. Y hoy, por descontado, señalamos -no con el acusador dedo índice sino con el pulgar del O.K.- a las antiguas piedras de la Santa Iglesia Catedral. Allí la Hermandad de la Viga congrega anualmente a quienes opten por el hallazgo y el reconocimiento. Esto es: por la prueba de fuego de un atril que ondea banderas de posibles pregoneros en ciernes de cara al Domingos de Pasión -léase: cantera para candidatos a las tablas del Teatro Villamarta- y asimismo y paralelamente el refrendo y tributo público a un cofrade de largo bagaje y entrega incondicional al siempre viejo y sabio mundo de las cofradías. De las cofradías en general o de su cofradía en particular.

Pongamos que hablamos del Pregón agosteño al Santísimo Cristo de la Viga y de la entrega de la distinción ‘Potencia para un Cofrade Ejemplar’ con destino a preclaros hombres de nuestras cofradías que hicieron de la entrega virtud. Se produce, por ende, la homogeneidad de una convergencia: el aspirante que debuta con miuras en la Maestranza de la oratoria cofradiera y -en paralelo- la ortodoxia de lo incontestable frente a un veterano -quien precisamente jamás se corta la coleta a pie enjuto- cuyo discurso ya está sustentado según la trayectoria incansable e indestructible que lleva en ristre. Esta edición 2023 me desplazó a voluntad al vivo y directo de la Hermandad de la Viga: y no tan sólo atraído por ‘Las cabañuelas de agosto’, por expresarlo con título de novela del escritor y periodista Antonio Burgos, sino también porque los cabezas de cartel son amigos y compañeros -Adrián Zurera, Andrés Luis Cañadas y Ángel Hortas-. Asistí sin pensármelo dos veces. Nobleza no obliga sino irriga (sobre todo sangre de lealtad y reciprocidad).

Disfruté como un llanero solitario en una escena de dardos en la palabra, por emular el título del docto ensayo de Fernando Lázaro Carreter. No estuvo de más la asistencia precisamente por el golpe de efecto, por el jarro de agua refrescante, por el estallido de luz, por la cortina que se descorre, por la brisa fresca, por la revelación sin revolución, por el forillo nunca en negro, por el bulle bulle de la sensibilidad a flor de piel, por la firma con temblor de músculo cordial de cuanto sucedió este pasado viernes día 4. He de confesar, de entrada, que no recuerdo una cita cofradiera con tres novilleros que salieran a hombros por la Puerta Grande del texto bien construido y de la

dicción por lo demás brillantísima -en síntesis y sintaxis- y, como epílogo, una figura de los ruedos periodísticos que de nuevo cuajara otra faena memorable en cuanto a maestría y dominio del oficio, que es a la postre sintetizar medias verónicas en el arte de la evangélica verdad que nos hace libres (con arreglo a la máxima impresa en el frontispicio de la entrada de la recordada sede de la jerezana Cadena COPE en la calle san Agustín). ¡Enhorabuena, Andrés!

Me sorprendió sobremanera mi querido amigo Adri Zurera. Su evolución como orador puede calificarse de vertiginosa en tiempo récord. Adri, que es trabajador a piñón fijo, preparó a conciencia este Pregón. Se le notó a leguas. Es persona autoexigente. Nunca baja el pistón de lo máximo de sí. Su intervención fue un aviso a navegantes. Que tome buena nota Mercedes Aleu -representante del Consejo de la Unión de Hermandades el viernes en la Catedral- a la hora de proponer para años sucesivos Pregonero de la Semana Santa en reunión ex profeso por calle Curtidores. No sólo aludo al nivel literario del Pregón -que se da por hecho en Adri- sino a la gesticulación e interpretación del mismo. Observamos a un joven humilde. Digno hijo de su padre, a quien miró frente a frente y le dedicó no solo el Pregón sino toda una pieza poética que levantó el vello de propios y extraños. ¡Estas son las verdades de las cofradías que un día desglosó don Rafael Bellido Caro!

¡En Adri hay madera, hay conocimiento de causa -es cofrade implicado hasta la médula- y hay avidez de Evangelio! Pero -ojo al dato- el viernes salieron a flote dos timbres de voz que apuntan maneras. Bordaron sus intervenciones con una esplendidez de mucha talla en la vocalización, en la enunciación y en la expresión. Me refiero a los respectivos presentadores de Adri y Andrés: José Antonio Pérez López y Juan Luis Vázquez Román. Estos señores están llamados a prodigarse por largo en ponencias y pregones. ¡Insistiremos en ello y en ellos: saldremos todos ganando! ¿Y qué decir del acompañamiento musical a órgano de Ángel Hortas? ¡Mil gracias al hermano mayor de la Viga, Eduardo Salazar, y a su equipo de trabajo por el regalazo -tan de esencias- del pasado viernes a los pies “del vecino más antiguo de la ciudad”!

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