Alberto Núñez / Seoane

Un obispo de vergüenza

05 de octubre 2009 - 01:00

PARECE que la Diócesis de San Sebastián imprime cierto "carácter", vamos a llamarle así. Primero fue Setién, a tan nefando personaje no se le puede llamar "monseñor" bajo ninguna circunstancia. Luego el "regalito" con que nos obsequió la jerarquía eclesiástica, colocando al frente de los parroquianos donostiarras a un individuo llamado Uriarte, no hizo sino confirmar, bien la torpeza supina de Roma -porque no saben lo que hace, bien -y me temo que esta es la buena- la dudosa moral del Vaticano designando individuos de semejante catadura para ostentar un cargo de la importancia que un obispo tiene dentro de la estructura de la Iglesia Católica.

Juan María Uriarte, máximo responsable de la Iglesia Católica en Guipúzcoa tiene una curiosa forma de entender la doctrina que se supone que él y sus jefes practican, pero, eso sí, no cesan de predicar y machacar para que los demás la cumplan.

Para este maquiavélico gordinflón las víctimas de los asesinos etarras y sus verdugos están en la misma cesta. Se ha empeñado en conseguir que la sangre de todas las víctimas inocentes de los etarras asesinos, no sirva para nada, esa es su interpretación del "amarás al prójimo como a ti mismo".

Los dislates de este clérigo nacionalista llegan hasta el punto de cuestionar el Estado de Derecho del país en que vivimos: España. En el santuario de Aranzazu, este cura fanático, exclusivista y enfermizo, se permitió la licencia de decir que "el camino para la paz en el País Vasco -¡agárrense los machos!- no pasa por la "simple" aplicación de la Ley, sino por el diálogo con ETA" . Por supuesto, ninguno de sus superiores, ni en la Conferencia Episcopal ni en Roma, han desmentido, que yo sepa, la soberana gilipollez con la que este clérigo regaló el oído de las mentes diminutas que le quieren escuchar, ¡para qué!, si la Iglesia no se mete en política, ¿o no fue esa la excusa que la Conferencia Episcopal arguyó cuando se negó a firmar, en tiempos de Aznar, el Pacto Antiterroristas que sellaron PSOE y PP?

Las "andanzas de este patético personaje no paran aquí. Con un asombro que me desborda y no hace sino seguir en aumento, leo en "El confidencial" que el tal Uriarte intercedió ante el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a favor de De Juana Chaos, el etarra asesino.

Por lo visto, este "prenda", también habló, en su día, con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para tratar de atenuar el régimen de vida penitenciario del etarra.

Sinceramente, me encantaría poder vivir la experiencia de ver, en vivo y en directo, a este clérigo dirigir una homilía a cualquiera de los familiares de las veinticinco personas asesinadas por el etarra del que tanto se preocupa "monseñor". Me encantaría, también, ver como administra la comunión o la confesión a cualquiera de las víctimas de la barbarie etarra y con que corazón y sentimiento, este cura es capaz de "dar la paz" en el nombre de Dios.

De veras que no alcanzo a comprender como la Iglesia de Roma puede permitir que, en su nombre, individuos como Uriarte, prediquen una doctrina tan radicalmente opuesta a la que, se supone, ellos son fieles.

Todos parecen haber olvidado que uno de los diez preceptos fundamentales para los católicos, sencillo y contundente, dice: "No matarás". Por lo visto, si los que matan son etarras y los que mueren, inocentes ciudadanos españoles, este mandamiento no vale.

La vergüenza que siento al enterarme de sucesos como el que ahora les narro, se funde con la indignación más profunda. A esta le sigue un tremendo cabreo sordo. Luego, una ganas enormes de repartir hostias a diestro y siniestro y poner a cada uno en su sitio, sin disimulos ni falsedades. Al fin, una tremenda tristeza y una desesperanza infinita, se apoderan de mi espíritu y la impotencia termina por mandarme a la cama, con lágrimas en los ojos.

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