Q UIZÁS antes de la llegada del virus a nuestras vidas todo era más lineal. Podíamos organizar las vacaciones hasta con más de un año de antelación. Programar las comuniones, las bodas y, como no, los bautizos. Reservar hoteles, vuelos, espacios. Las famosas comidas de empresas en Navidad también. Así funciona la clase alta y sobre todo la clase media tan deteriorada y amenazada en estos momentos.

Las diferencias sociales se acentúan con estas crisis severas. El pobre es mucho más pobre, la clase media puede pasar a un nivel inferior y vulnerable por el deterioro del empleo y la demanda. Los ricos, la clase alta y los del taco se hacen más fuertes en estos escenarios.

Los precios y valores, en muchos casos, de grandes compañías se sitúan a precios de saldo convirtiéndose en una oportunidad única de cambiar de manos el control y el poder en las grandes posiciones estratégicas. ¿Viviremos esa realidad por ahora lejana-cada día menos- que el alcalde o alcaldesa de Jerez fuera un chino o un ruso?

En el año 2007 se estudiaba en las escuelas de negocio que, para el año 2050, China sería la primera potencia mundial. Pero en el año 2012 ya se hablaba que lo sería en el año 2030. ¿Qué pensáis después de esta nueva tormenta ahora con el virus? Se habrá convertido ya y no lo sabemos todavía.

El deterioro de Europa y EEUU conviene a esos países y es evidente con esta gran crisis que de nuevo sucede a los 10 aproximadamente años de la anterior. Recordemos el ataque a las Torres Gemelas en el año 2001; el ‘crash’ del 2010 y ahora el coronavirus 2020.

¿Evolución natural o son fases de un plan de luchas de poderes a pleno rendimiento? Lo cierto y real es que esta situación va para largo y cada día son nuevas las historias que nos proporciona la evolución del virus. Ahora, además, se suma el mosquito del Nilo y sus derivados…

Dicen que “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante”. Seamos positivos dentro de las grandes ruinas y desgracias que está ocasionando la pandemia que nos une y a la vez nos separa.

Seamos capaces de cambiar los hábitos y de ver las oportunidades a corto plazo que nos brinda esta nueva realidad donde cada minuto es imprescindible. Donde no tenemos posibilidad para planificar, ni siquiera programar o intuir, dibujar la próxima semana y menos Navidad. Cuando llegue fin de año de este 2020 ¿qué diremos en el brindis? Si es que podemos brindar… se me ocurre decir fuerte y claro: “que se vaya el 2020” y vaya ud condió.