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Turismo
No todo el mundo tiene el privilegio de veranear o pasar días de asueto en Costa Ballena. Más de 400 hectáreas conforman este complejo turístico de Rota, al norte de la Villa. Es considerado uno de los más importantes, no sólo de las costas gaditanas, sino también andaluzas. Posee una total de 2.383 metros de playas semi-salvajes delimitadas por el arroyo de la Ballena y el final del término municipal de Rota, bañadas por el océano Atlántico.
El complejo fue diseñado para mimetizarse con el medio ambiente. Nada fue al azar. Para su construcción, se tuvo en cuenta la altura de los edificios. Dispone de numerosas zonas verdes, planta recicladora de aguas fecales para el riego, carriles-bici en la mayoría de sus calles, numerosos aparcamientos públicos y hasta un lago abierto al público en la parte más norte del complejo donde se pueden encontrar numerosos tipos de aves.
En 1985 la Dirección General de Turismo de la entonces Consejería de Comercio, Transportes y Turismo de la Junta de Andalucía, dentro de su ‘Programa de Actuación sobre el litoral andaluz’, elaboró el ‘Plan Turístico del Litoral del Área Bahía de Cádiz-Río Guadalquivir’. Centraba su propuesta urbanística en la promoción y el desarrollo de un nuevo complejo turístico de alta calidad en la zona denominada ‘La Ballena’, entre los núcleos urbanos de Rota y Chipiona, y en los términos municipales de ambos.
Este curioso nombre surge muchos años atrás. Se debe a un episodio que tuvo lugar antaño, pero que fue transmitido de generación en generaciónn. Según cuentan, una mañana del mes de abril, frente a las costas de Cádiz, se observó el potente surtidor de una ballena. Los pescadores más crédulos de Rota afirmaban que estas aguas habían sido elegidas como santuario tras surcar los siete mares desde los confines del mundo. Una vez hallado su santuario, la ballena, agotada, murió sobre la arena dorada de la que fue su última playa. A partir de ahí, este enclave es conocido como Costa Ballena.
Posteriormente, los responsables del complejo decidieron bautizarlo con este mismo nombre. Un complejo turístico de ensueño con una denominación de leyanda.
Los terrenos originales, pertenecientes en su mayoría a la familia Orleans-Borbón, ocupaban una gran extensión de cultivo agrícola de remolacha, trigo y girasol, entre otros. Los campesinos roteños lo llamaban el ‘cortijo de la Ballena’. En la actualidad, este paraje se ha convertido en un extraordinario medio de naturaleza controlada en comunión con el turismo.
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