Gente cofrade. José Luis Zarzana Palma

“Costaleros y bandas son ahora elementos esenciales”

  • Su talento pregonero le ha marcado su vida cofrade, actividad que no le restó su implicación y empuje en La Amargura y en las cofradías en general

José Luis Zarzana en la fuente central de la plaza del Mercado posando para esta entrevista.

José Luis Zarzana en la fuente central de la plaza del Mercado posando para esta entrevista. / Miguel Ángel González

—En 1981 dio un pregón que marcó una época.

—Fue un antes y un después en mi vida ese pregón. Recuerdo que no tengo noción de haber estado en el escenario. Era tal la emoción que vivía que sí, estuve allí pero no tengo conciencia plena de verme yo en el escenario.

—¿Un antes y un después en su vida? ¿Para tanto dio de sí?

—Entonces los pregoneros acaparaban una admiración muy importante. Soy consciente que fui el más popular del mismo modo que otros que me precedieron como Andres Luis Cañadas o Antonio Gallardo. Mi pregón fue más cercano a los sentimientos del pueblo. La gente me paraba, me abrazaba y me felicitaba emocionada.

—¿Sigue vigente hoy la utilidad del pregón?

—El pregón se ha ido devaluando por la cantidad de pregones menores que han aparecido. Por cualquier motivo se da un pregón. Antes era El Pregón, no había más, exceptuando el de la Feria y el del Rocío.

—Ha tenido una vida plena de compromiso en lo cofrade, pero ante todo su Amargura.

—Es mi devoción. No puedo perderla de vista porque es mi vida. No sé donde termina mi casa y empieza mi devoción y a la inversa.

—Fue un hermano mayor con fuerza en su mandato. La misma hermandad que ha atravesado baches más o menos serios.

—Ahora tiene un magnífico hermano mayor, Alejandro Aguilar, pero le ha tocado estos tiempos difíciles por la pandemia. Estabilizar la hermandad está en sus manos pero para eso no bastan cuatro años. Hace falta más compromiso.

"Los que dicen que manejo mi hermandad desde atrás están equivocados. No me conocen”

—¿Maneja usted los hilos en su hermandad por detrás?

—Los que dicen eso están muy equivocados por dos motivos. Primero porque no me conocen. Y segundo, lo que buscan es localizar a un enemigo para justificar sus intereses y sus intenciones, pero no me van a encontrar.

—¿Y los que hacen pintadas, insultan, redes sociales, etc.?

—Estos no son cofrades. Buscan en la cofradía un hueco para salir a la palestra. Son gente que no son nada en ningún sitio y utilizan la hermandad con malas artes. Ni valen nada, ni brillan en ninguna actividad. Tener como fin joder al que esté, es de mala leche. Un cofrade no debe ser así.

Zarzana Palma en la plaza del Mercado durante la entrevista. Zarzana Palma en la plaza del Mercado durante la entrevista.

Zarzana Palma en la plaza del Mercado durante la entrevista. / Miguel Ángel González

—¿Ha tragado mucho?

—Bastante. Pero bueno todo se va nivelando. El tiempo cura, marca distancia.

—Ha crecido el número de hermandades, internet es lo cotidiano, ¿para bien o para mal?

—La verdad es que no tengo un criterio formado sobre todo esto. Sí veo que las hermandades y los cofrades de hoy no tienen nada que ver con los de hace treinta años.

—¿Mejor o peor?

—En muy contados casos a mejor. Pero en la mayoría no digo a lo peor más bien llegan a ser organizaciones desnaturalizadas de sus fines primigenios. Observo menos devoción, de la de verdad. En las redes sociales solo se habla y se debate sobre la necesidad de que haya costaleros y bandas de música, porque estos dos aspectos se han convertido en elementos esenciales de una hermandad y eso no puede ser. El salir a la calle tiene un fin y un ideal que es acercar al pueblo la Pasión y dar testimonio de tu fe. Si salimos a la calle con el fin de mover el paso y que la banda de música te lleve el compás, por lo que estoy viendo, hemos elevado a lo principal a personajes secundarios e incluso terciarios. ¿Hasta donde puede llegar una discusión por un capataz? ¿Que se produzca una guerra en una cofradía?

"Observo, comparando con el ayer, menos devoción de la de verdad en las hermandades”

—Ahora se busca un cambio, una reinvención ¿Antes eran más auténticas las cofradías?

—Llegué a La Amargura con ocho años. Para mí los que estaban allí fueron mis formadores y veía gente que me contagiaron la devoción a La Amargura. Nuestros cultos eran multitudinarios. El respeto por la hermandad era absoluto. Y veías una verdad, más acertada o menos, de esas personas que estaban allí. Hoy no veo nada de esto salvando honrosas excepciones. Da lo mismo estar aquí que allí. Estar en cuarenta cofradías, ¿Cómo puede ser eso posible? Si cumplir con una sola es una barbaridad. Pues no. Hay gente que son de esta de la otra y de la de más allá

—Conoce muy bien a los cofrades sevillanos. ¿Qué no hemos aprendido de Sevilla?

—El espíritu de Sevilla. Allí lo tienen todo y hay de todo como en todos sitios. Pero hay un espíritu que le da vida a un estilo. Hemos copiado lo estético, no lo anímico que te lanza al compromiso.

—¿Jerez ha perdido su esencia?—A Jerez se le fue. Tuve la suerte de conocer a Pepe Gómez, el cofrade más generoso de la historia de las hermandades de Jerez hasta tal punto de arruinar su negocio por las cofradías. Fundó cofradías, colaboró en la creación de otras, fue vestidor de casi todas, cuando murió era numero uno del Nazareno. Por él fui hermano de la Amargura. Me llevaba de la mano con ocho años a Los Descalzos. Fue de esas personas que ya no quedan. En Jerez nos queda algo del Cristo y Jesús Nazareno, son las devociones icónicas de Jerez.

—¿Eres de los que crees que se han aliado para arrinconar a las cofradías por la pandemia?

—Lo dudo pero no digo que no lo haya. Hay un movimiento no contra las cofradías, más bien contra la Iglesia. Eso sí lo hay. Hay una guerra soterrada en la que están esperando el momento de darnos el palo. Dios quiera que nunca oigamos ‘la calle es mía’.

—La calle, ¿las cofradías deben volver a pisarla ya?

—Es necesario que se hagan presentes las cofradías en la sociedad en las calles y en todos sitios. Otra cosa es querer salir a la fuerza cuando esté en peligro la salud pública. Las cofradías deben hacerse presente.

De camino a San Mateo. De camino a San Mateo.

De camino a San Mateo. / Miguel Ángel González

—¿Sería capaz de volver a dar un pregón?

—No.

—¿Ni por algo extraordinario, la coronación de la Amargura, por ejemplo?

—No doy más pregones aunque se coronara la Amargura, que no creo. Mi tiempo ya pasó.

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